En la madrugada de hoy, después de que a la 1:25 el equipo de rescate hubiera llegado al punto exacto donde estaba Julen, se dio a conocer la lamentable noticia del hallazgo de su cuerpo sin vida, tras haber caído en un pozo de 107 metros de profundidad el pasado 13 de enero.
Las muestras de solidaridad y las condolencias no han parado de llegar a los familiares del pequeño que siempre mantuvieron la esperanza de encontrarlo con vida.
Después de que se diera inicio a la comisión judicial para proceder al levantamiento del cadáver y la posterior realización de la autopsia, en medio del dolor queda un gran interrogante por dilucidar y es el tapón de tierra que cubría al pequeño y que fue el obstáculo principal para su rescate.
El tapón se encontraba a una cota de menos 71 metros y medía unos 60 centímetros de grosor.
En las primeras operaciones de rescate, se trató de succionar parte de este tapón llegando a extraer hasta unos 30 centímetros de tierra. Pero al encontrarse con una consistencia extremadamente compacta no pudieron seguir y procedieron con el plan alterno de la excavación del túnel vertical.
Pero hasta el momento el gran enigma para las autoridades es: ¿Pudo haberse formado con la tierra arrastrada en la caída del niño? Algunos especialistas lo ven poco probable dado el tipo de perforación, ya que las paredes quedan bastante lisas.
«Es imposible que el pequeño haya arrastrado desprendimientos grandes de tierra en el interior de la cavidad como para generar tanto material que luego se coloque sobre sí mismo y obstruya el hueco al completo, de forma tan fuerte», relatan.
Y la otra gran pregunta es: ¿Puede haberse compactado el material con tanta rapidez tras la caída del niño?
La respuesta de muchos es que eso es prácticamente imposible dado que en principio en el terreno habría tierra seca, no había llovido en las últimas 24 horas y el subsuelo no parecía especialmente húmedo. Pero lo que se han encontrado es «mucha tierra y muy compacta», cuando la tierra seca en condiciones normales puede tardar semanas hasta compactarse.
Saber de dónde proceden esos materiales será importante para aclarar por qué esa tierra «llovida» sobre el niño se habría compactado tan rápido, sin que mediara verdadera lluvia o humedad, que solidifica los sedimentos.
Y lo que finalmente mantiene una gran inquietud entre los investigadores también es el gran grosor del tapón.
Todo esto podría dar la clave de por qué el pozo estaba destapado y si es que se estaban echando escombros al agujero, y de ser así definir la causa de la negligencia de la caída del pequeño.
Antonio Sánchez, el pocero que ejecutó la prospección, por su parte, se mantiene en la versión de que él lo cubrió con piedras y que el terreno, cuando ocurrió el accidente, estaba muy diferente a como él lo dejó.
Según él, se habrían desplazado las varias toneladas de tierra que él había dejado al aire libre, como otros restos de su trabajo de búsqueda de agua. Mientras que otros testigos aseguran que el familiar del padre de Julen estaba preparando el terreno «para construir algo», en principio de manera ilegal.
La Guardia Civil, por su parte, ha dicho que tiene la misión de hilar fino y encontrar la verdad sobre las contradicciones entre lo que declara el pocero y el familiar del padre de Julen. Así como otras incógnitas como la tardanza de los padres de reportar al 112 y algunas contradicciones en las declaraciones del padre del pequeño y su familiar.
Esperamos que las investigaciones lleguen hasta el final con la mayor profesionalidad y respeto al dolor de la familia.
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