El caso de Lisset Soto Salinas causó conmoción en México, la niña de ocho años caminaba con destino a su casa cuando notó que un auto la estaba siguiendo. Se asustó y se comunicó con su madre, le dijo que la perseguía un vehículo grande, después de interrumpió la llamada.
Esa fue la última vez que Esmeralda Salinas Gutiérrez escuchó la voz de su hija, no ha sabido más nada de ella desde aquel día en el que alguien se la llevó.
Actualmente Lisset tendría 17 años, pero sus padres no han tenido noticias sobre su paradero, cuando la niña se comunicó con su madre estaba en La Paz, Baja California Sur.
“Ella quería ser bailarina. Ese era su sueño y se le truncó; se le truncó toda su vida, sus anhelos, absolutamente todo”, dijo Melchor Soto Torres, padre de la menor desaparecida en el año 2010.
Los medios de comunicación hicieron eco del caso, se desplegó un gran operativo de búsqueda para encontrar a la niña, pero lamentablemente no tuvo resultados.
Sus padres aseguran que no hay hasta el momento una línea de investigación sólida o alguna pista del paradero de la niña.
“No hemos podido pasar de la etapa de investigación, la etapa inicial, porque no hay datos. Sí me dicen los policías, que tienen algunas líneas de investigación, pero ninguna sólida, ninguna coherente. Continúan con hipótesis, pero es un proceso que avanza muy lento, ya son nueve años”, dijo Melchor.
En México, las estadísticas de desaparición de menores son alarmantes, según las cifras oficiales suministradas por los Derechos de la Infancia, en los últimos cuatro años han desaparecido 6 mil 614 niños y adolescentes.
La familia de Lisset ha vivido años de angustia y dolor, dos años antes de la desaparición se habían mudado de la Ciudad de México a La Paz. Lisset y su hermano estudiaban en una escuela primaria recomendada por una amiga de los padres.
“Una amiga nos ayudó a que todo el proceso fuera más fácil para matricularlos. El problema es que no quedaba cerca de la casa”, dijo Melchor.
En octubre de 2010, los padres de Lisset hacían los preparativos para celebrar su cumpleaños número nueve, faltaba un mes y ella quería festejar con un grupo de amigas en un salón.
El hermano de Lisset había culminado la primaria y lo cambiaron a otro colegio, pero ella quiso permanecer en el mismo centro porque había hecho buenas amistades.
Cada día Melchor llevaba a Lisset al colegio, y se regresaba a su negocio que quedaba a mitad de camino, a media tarde cerraba el establecimiento para ir a buscar a su hija a la salida de clases. Después, se regresaba a su negocio donde lo esperaba Esmeralda.
Generalmente se reunían para comer y después Esmeralda se iba a casa con su madre.
El día que desapareció Lisset su padre la buscó en la hora de salida al colegio y regresaron al negocio del padre, la madre no pudo estar ahí esperándolos porque se sentía mal.
“Mi esposa me dijo que sentía mal y yo le dije que la niña no había comido. Entonces hicimos algo que alguna vez habíamos hecho. Subimos a la niña a un autobús y mi esposa la esperaba en la parada. Entonces le dije a Esmeralda que esa sería la solución porque era tarde y no había almorzado”, relató Melchor.
Él acompañó a su hija a la parada de autobús, cuando Lisset subió al vehículo llamó a su esposa para avisarle que estaba en camino. Minutos después, la niña llegó a su destino, bajó del autobús y comenzó a caminar.
“Se comprobó que bajó del autobús porque en esa esquina hay una cámara que alcanza a enfocar cuando pasa caminando por el área», dijo Melchor.
Después de que la niña bajara del vehículo y llamara aterrada a su madre para alertarle que era perseguida por un auto ella intentó calmarla y se dirigió al lugar rápidamente, pero su hija ya no estaba.
Los padres interpusieron una denuncia ante la Procuraduría General de la República en Ciudad de México, la policía comenzó a investigar a los padres de la menor, ellos aseguran que psicológicamente se vieron muy afectados por el trato que recibieron.
El teléfono móvil de Lisset desapareció junto a ella, el análisis y seguimiento de la conexión arrojó como último punto el sitio en el que se la llevaron.
Hace dos años realizaron un retrato de Lisset progresivo de edad, los padres piden que se actualice y sean hechos con la mejor tecnología para que puedan tener máxima precisión.
“Hablé hace meses con la Comisionada Nacional de Búsqueda para pedir un sistema mejor de retratos progresivos, me dijo que era una propuesta interesante, que lo iba a ver, pero ahí quedó todo”, comentó el padre.
En una página de Facebook, los padres de Lisset publican información sobre la desaparición de otros menores. Melchor se ha dedicado a luchar por la causa y ayudar a otras familias que han sufrido la misma experiencia.
Asegura que no descansará hasta saber el paradero de su hija. Su testimonio emociona a miles de personas que le demuestran su apoyo con mensajes esperanzadores en las redes, comparte este caso.