Tras la los duros momentos que han tenido que afrontar los padres de Gabriel por el asesinato de su pequeño, las investigaciones no se han detenido y las autoridades agradecen cualquier información que ayude a dilucidar los móviles que llevaron a cometer a Ana Julia Quezada el crimen atroz.
Al mismo tiempo, se han interesado en averiguar detalles de su pasado, como el incidente de la niña que supuestamente cayó accidentalmente por el balcón y que resultó ser su hija.
Pero además, nuevos datos han salido a la luz, que nos ponen los pelos de punta.
Una reciente entrevista dada por Jéssica, la hija de la segunda pareja que Ana Julia Quezada mantuvo en Burgos, ha revelado detalles realmente aterradores, que descifran su pasado turbio y el nivel de maldad humana que alberga en su corazón.
Jessica relató que su padre, de 52 años en el momento en que conoció a Ana Julia, de 34 años en aquel entonces, fue víctima de las ambiciones de Ana Julia y de su preocupación excesiva por el dinero y su propio interés.
“Es muy mala, fría y calculadora… Hizo cosas horribles, que una persona normal no las haría”, dijo Jéssica.
Ana Julia se dio cuenta que su pareja, Francisco Javier, estaba realmente enfermo y lo único que quería era su dinero. Por tal motivo, le había presionado para casarse cuando estuvo en un punto terminal de su enfermedad, justo 2 días antes de morir.
“El culmen de la maldad llegó cuando lo mantuvo un día entero en casa sin llamar a una ambulancia, en estado grave”, relata Jéssica
Cuando más tarde llegaron sus hijos junto a los paramédicos para socorrerlo, se encontraron con lo peor:
“La encontramos sentada, jugando al buscaminas en su teléfono, mientras mi papá se moría”.
Afortunadamente, los paramédicos lo estabilizaron y lo llevaron al hospital. Pero una vez ahí, dijeron que el estado al que había llegado era crónico, ya que había sufrido una trombosis que le había descendido hasta la pierna, por lo que tuvieron que practicarle una complicada intervención.
Los médicos además, dijeron que por la crisis que padeció tuvo que estar sujeto a dolores insoportables. Y mientras tanto, Ana Julia permaneció impávida, jugando en su teléfono, sin pedir asistencia.
Después, cuando se reponía en el hospital, quienes realmente estaban a su lado eran sus hijos, pero no se veía el rastro de Ana Julia, hasta que «un día llamó a uno de los hijos con el solo objetivo de saber si ya se había muerto», declaró Jéssica.
Adicionalmente, otros familiares relataron que en una de las crisis que sufrió en su periodo de convalecencia en el hospital, padeció un paro cadiorespiratorio, y en aquella ocasión Ana Julia sí estaba a su lado. Sin embargo, la sorpresa de la enfermera fue tal que cuando llegó a observar a Francisco Javier, encontró un misterioso cable suelto y Ana Julia al lado sin decir nada.
Los hechos quedaron ahí, pero siempre les quedó la duda de si Ana Julia intentó acelerar la muerte de su padre, desconectándolo de los aparatos que lo mantenían con vida.
Las ambiciones de dinero de la mujer eran tales que precisamente los días en que abría la caja de sus locales dormía con él y se quedaba con todo el dinero, relató la hija de Francisco Javier.
«La echaron de la carnicería y empezó a vivir a todo trapo. Se quiso casar con mi padre dos días antes de fallecer», señala.
No contenta con lo anterior, «se dedicó a vaciarle las cuentas bancarias y a robarle todas las joyas que tenía, ya que cuando falleció desapareció con todas sus pertenencias y nunca más supieron de ella», confiesa Jéssica.
Y por si fuera poco, se aprovechó de los recursos de Francisco Javier para comprarse una casa en República Dominicana.
Finalmente, cuando Jéssica se enteró de todo el episodio de Gabriel, dijo que algo se le removió en las entrañas y sabía que tenía que hacer algo.
«Cuando la vi en televisión, algo me dijo en las tripas que había sido ella y me puse en contacto con la Policía y la Guardia Civil», asegura Jéssica.
Ahora por lo menos tiene la conciencia tranquila de haber colaborado en algo a las investigaciones, ha proporcionado toda la documentación que ayude a corroborar el turbio pasado de Ana Julia y solo advierte que es una persona totalmente mala, ya que recuerda con pavor el momento en el que ella mismo le contó como había muerto su hija, como si le dijera que “está lloviendo en la esquina”.
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