Después de que Scott Hawkins sufriera un infarto cerebral masivo a los 37 años, los médicos le dijeron a su esposa Danielle que probablemente nunca se despertaría.
«Nunca te volverá a mirar a los ojos. Nunca te dirá «Te amo». Nunca apretará tu mano», fueron las devastadoras palabras que tuvo que escuchar.
Miles de recuerdos y sentimientos confusos se apoderaron de Danielle: ni viajes familiares, ni más rasgueos de guitarra, ni salidas a musicales… Todo se le venía abajo. Pero ella le había dado un sí a su marido que era para siempre, y no se dejó vencer.
«Quizás esta es una historia sobre milagros médicos. O tal vez es una historia de amor, protagonizada por una mujer que creía en su marido tan completamente que el amor lo conquistó todo. O es la historia de un hombre cuyo cuerpo se rompió, pero cuyo espíritu determinado resonó tan profundamente que al final, la vida y el amor eran lo más importante», escribieron en la página del hospital que documentó esta impresionante historia de fe y de amor.
Todo comenzó cuando Scott estaba con sus 2 hijos en casa de Durand, en Michigan, y Danielle tuvo que ir a un estado vecino para una clase.
«Me llamó y estaba murmurando un par de palabras. Dijo que tenía un dolor de cabeza intenso y que algo estaba mal», recordó Danielle.
Entonces llamaron al 911 y una vez en la ambulancia el panorama era muy desalentador, la presión arterial se disparó y tenía líquido en los pulmones. Al llegar al hospital en Flint, lo primero que dijeron a Danielle fue que llamara a toda su familia para que se despidiera, no pasaría la noche.
A Scott se le había reventado un aneurisma congénito de malformación arteriovenosa cerca de su tronco cerebral, lo que ocasionó el derrame.
Los médicos trataron de desenrollar esa malformación que había producido un coágulo en el cerebro, pero en el largo procedimiento tuvo un paro cardíaco.
Scott no tuvo oxigenación y lo perdieron por unos minutos, pero se mantuvo con vida. Sin embargo, 8 días después a la cirugía su respuesta era nula. Entonces vino el peor momento para Danielle.
«Me dijeron que lo dejara ir», recuerda.
Danielle sabía algo que los médicos no sabían y era la fuerza del espíritu de Scott. Se resistió a despedirse y se acercó a besarlo. Cuando puso sus labios en su cuerpo inmóvil, ella sintió algo que nunca se esperó: Scott respondió con un beso de vuelta.
Reconoce que pensó que quizás era su imaginación, pero era lo que necesitaba para mantener la fe y el soporte vital conectado renunciando a dejarlo marchar.
Pasaron 5 semanas de rehabilitación y Scott ya no necesitaba un ventilador.
«Ahí es donde comencé a demostrarle a todo el mundo que él podría recuperarse. Es un músico, así que empezó a simular las notas con el pulgar. Los doctores dijeron que era sólo un reflejo. Le dije que cambiara las notas y lo hizo”.
Danielle sabía que para Scott sería imposible hablar debido a la traqueotomía, pero en medio de un acto de fe, ella le cubrió el orificio y milagrosamente Scott pronunció unas palabras.
«Cubrí su tráquea y él comenzó a hablarme. Las primeras palabras fueron: ‘Te amo’, la segunda, ‘tráeme medicamentos para el dolor’. Entonces, cuando los médicos le preguntaron: ‘¿qué tocas?#8217;, dijo ‘un instrumento’. Los médicos empezaron a creer en nosotros», reveló Danielle.
Al ver la voluntad de lucha de Scott y la gran prueba de amor de su mujer, los médicos empezaron a creer y lo transfirieron a un centro especializado llamado Spectrum Health. Allí, con la musicoterapia y sobre todo el amor de su mujer, 16 semanas después se iba a casa y lo haría caminando.
«Entró en una camilla sólo moviendo su mano derecha y se fue caminando con un andador con una mano en el aire diciendo: ‘Yo rockeo'», dijo Danielle.
Danielle no pudo menos que agradecer la abnegación de todo el personal del hospital y del centro de rehabilitación, que lo trataron como si se tratara de una persona con todas sus facultades. Y pronto vieron sus primeros pasos, que hicieron que todos rompan a llorar.
Lo primero que hizo Scott al recuperar el movimiento de sus manos fue tocar en la guitarra una canción de Los Beatles:
«Te amo por siempre y para siempre. Te amo con todo mi corazón. Te quiero cuando estamos juntos. Te quiero cuando estamos separados», cantó Scott y Danielle se rompió por completo.
Los médicos reconocieron que sin el amor de Danielle nada de lo que Scott ha logrado habría sido posible, a pesar de que todavía tiene un largo camino por recorrer. Su historia de amor comenzó cuando amos eran adolescentes de 15 y 16 años, y ahora con 2 hijos de esas edades, su amor es más fuerte.
Pero nada ha sido sencillo, Scott habla con dificultad e incluso perdió la memoria a largo plazo, olvidaba que estaba casado con Danielle, y cada vez que ella se lo recordaba, se volvía a emocionar.
«Incluso cuando me dijeron que llamara a la familia esa primera noche, nunca creí que iba a morir. Él está tocando la guitarra de nuevo. Él toca la batería. Solía ser que no podía tragar. Tuvo un tubo de alimentación durante nueve meses, pero ahora puede comer lo que quiera».
Y aunque quedan muchas notas por sonar, Danielle se cuestiona qué pasa con esos pacientes que sí escuchan y sus familias deciden desconectarlos porque no tienen fe.«Eso es lo que más me asusta», concluye esta increíble mujer.
Ella ha demostrado con sus actos que el matrimonio no tiene fecha de caducidad y que si ella había dado un sí sería para siempre.
Te invitamos a compartir este grandioso testimonio de fe y de amor para que todos sepan que los milagros existen si es que estamos dispuestos a que sucedan.