Las medidas de confinamiento establecidas desde la propagación de la pandemia de coronavirus en el mundo han afectado a todas las personas sin importar su estrato social.
Pero para algunos, estar en cuarentena no es posible, simplemente no tienen un lugar en el cual protegerse; otros tienen que salir de sus humildes viviendas para trabajar y buscar el sustento de su familia. Sin embargo, todos los ciudadanos intentan salir adelante ante la emergencia sanitaria sin precedentes.
Las actividades escolares se han paralizado, el cierre de los centros educativos impide que los alumnos asistan a clases de manera presencial, así que las clases online se han convertido en el nuevo método para estudiar.
La población más desfavorecida no tiene acceso a una conexión a Internet de calidad, y muchos niños y jóvenes se ven obligados a buscar alternativas para poder cumplir con sus deberes académicos y escuchar sus clases.
Tal como Jeremías, de 7 años, un niño que vive en un sitio cercano a la localidad de Santa Isabel, al noroeste de La Pampa, en Argentina.
Él tiene que viajar en caballo hasta la cima de una montaña para poder conectarse a Internet, enviar sus deberes y saludar a su “seño”, como cariñosamente le dice a su maestra.
Cada día, Jeremías llega junto a sus padres, a un campo vecino para poder enviar sus deberes escolares y los vídeos que le dedica a su maestra Sonia Analía Díaz, de 52 años.
“¡Hola Seño! Estoy aquí en el campo. ¿Qué está haciendo? Quiero mandarles saludos a mis compañeros”, dice el niño en uno de los vídeos que grabó para su maestra.
En otro de los vídeos le muestra a su maestra cómo hace ejercicio rodando en un médano. “Mira seño, ¡hago gimnasia!”, dijo Jeremías.
Las escenas son realmente conmovedoras por la ternura del pequeño que muestra el empeño que pone para cumplir con sus estudios a pesar del confinamiento.
En un tercer vídeo, Jeremías está montado sobre un caballo, llamado Peludo mientras canta la conocida canción del elefante y la tela de araña en medio del paisaje.
Jeremías estudia en la Escuela Hogar 99 Alfredo Natalio Fernández de Santa Isabel junto a 16 compañeros.
Para hacerle llegar los vídeos a su maestra, Jeremías se ve obligado a subir a la montaña porque es el único lugar en el que su teléfono móvil obtiene buena señal.
Desde ese sitio envía sus deberes escolares, sus padres lo acompañan cada día para que no pierda la oportunidad de continuar con sus estudios a pesar del confinamiento.
La maestra Sonia, se conmovió tanto con los vídeos que recibe de Jeremías que decidió publicarlos en las redes. Quiso transmitir un inspirador mensaje a quienes sufren por el confinamiento, resaltó que para algunos asistir a clases de forma virtual no era tan simple como conectarse a un ordenador desde la comodidad de su hogar.
“Todo lo que hacemos es para que no se nos queden los chicos en el camino”, relató la maestra Sonia.
“Solo tuve contacto personalmente con mis alumnos durante dos semanas, después vino la pandemia y no los pude ver más”, relató Sonia en una entrevista, ella ingresó en la escuela como profesora de música y este año debutaba como docente de primaria.
Sonia comentó que diariamente tiene contacto con sus alumnos y que inicialmente le angustiaba pensar cómo haría para enviarles los deberes a los niños, ahora se han ido adaptando.
Jeremías cursa segundo grado, a pesar de las dificultades se mantiene entusiasmado para cumplir con sus deberes. Además, aprovecha para saludar a su maestra y a sus compañeros.
Sus vídeos se ganaron la admiración de miles de personas en las redes.
“Felicitaciones para Jeremías y para su maestra Sonia, nos emocionan estas verdades del interior profundo, por semejante esfuerzo y amor para llevar a cabo la enseñanza en esos lugares. Felicitaciones para sus padres por el acompañamiento”.
La mayoría resaltó además que Jeremías es un ejemplo de perseverancia y superación.
En la escuela donde estudia Jeremías les ofrecen hospedaje a los estudiantes que viven en zonas rurales muy lejanas, a ellos sus maestras les envían los deberes en fotocopias con alguien o se los dejan en la escuela o en un kiosco para que los retiren cuando salgan al área para buscar alimentos.
Aunque Sonia tiene cuatro hijos procura dedicarles tiempo a sus estudiantes,
“Les doy actividades que puedan resolver en familia. Necesito saber cómo están, cómo la llevan, si pudieran resolverlo. Un grupo de WhatsApp les facilita ese vínculo, siempre y cuando tengan datos en el teléfono móvil. Y señal», dijo Sonia.
Resaltó que cuando comenzó la cuarentena saludó a los padres de sus alumnos y les prometió que ningún niño se iba a retrasar. “Ninguno se me iba a quedar en el camino, es impresionante el trabajo que están haciendo”.
El caso de este pequeño es realmente inspirador, comparte el emotivo testimonio de esta maestra y su alumno ejemplar.