Si en un contexto normal, las personas con alguna discapacidad lo tienen complicado para formar parte del mercado laboral, en estos momentos de pandemia, la dificultad aumenta. Justo cuando la inclusión comenzaba a formar parte de nuestro lenguaje y hablábamos de distintas capacidades, hay que volver a reivindicar a este colectivo de personas valiosas.
Kristina es una joven de 19 años que padece Síndrome de Down y quien, debido a las medidas de restricción impuestas por todos los gobiernos desde marzo de este año 2020, se encontró sin empleo. Sin embargo, lejos de desanimarse, decidió reinventarse. Tomó un poco de dinero que tenía ahorrado y emprendió una pequeña y muy loable empresa.
Su sueño era abrir una cafetería en la ciudad de Fayetteville, Carolina del Norte, Estados Unidos, en la que solo contratará personas con algún tipo de discapacidad, convirtiéndose en un ejemplo de solidaridad y humanidad para todos. Su trabajo anterior lo realizaba en una guardería del estado.
Finalmente, luego de toneladas de esfuerzo y dedicación, la mujer logró por fin la apertura de “Kristina’s Grinds and Grace”, frente a una boutique. Por su parte, Kechia, la madre, confesó que al principio se sintió algo preocupada por la iniciativa de su hija, pero que ahora la aprueba totalmente.
“A veces la gente te trata de maneras algo insospechadas, diferentes. Estaba un poco nerviosa y preocupada de pensar cómo tratarían a mi hija”, dijo Kechia.
Sin embargo, a la resiliente emprendedora le ha ido de maravilla. De hecho, su carrito de café está siempre lleno de gente, tanto que, a veces no le alcanza, pero siempre está dispuesta a recibir sus clientes con una fresca sonrisa y mucha amabilidad, dos de los grandes secretos de su éxito.
Kristina no se conforma y quiere expandirse aún más. Su próximo proyecto será abrir su propio restaurante con el dinero que lleva recaudado, un lugar que será atendido por su extraordinario y eficiente grupo de empleados, en un claro apoyo a que todos los que, como ella padecen de alguna condición, logren su independencia.
Kechia está henchida de orgullo por su hija y por la forma cómo ha logrado crecer por sí misma, así como generado empleo en otras personas con discapacidades. Además, esta actividad también la ha ayudado a superar su timidez, gracias al trato diario y constante que tiene con el público.
“Se le ve grandiosa tomando las riendas de su vida por decisión propia. Me siento muy orgullosa de mi pequeña, porque así la veré siempre, como el bebé amado que una vez traje al mundo”, confesó la madre, visiblemente emocionada y dichosa.
Lo cierto es que el negocio de Kristina ha tenido un éxito tan rotundo, que incluso ha recibido un espaldarazo por parte de otros comerciantes locales y de Belk, una cadena de tiendas por departamentos muy famosa y popular en los Estados Unidos.
El confinamiento no ha sido positivo a nivel psicológico para la gran mayoría de nosotros, pero, para las personas con discapacidad, el aislamiento ha supuesto un retroceso cuando habían avanzado gracias a sus empleos y rutina. Comparte esta gran historia con tus amigos.