Cuando vemos historias como las de Kasen recordamos que la realidad, sin duda, es diferente para cada quien y que los milagros existen aunque a veces nos cueste verlos.
Kasen de Syracuse solo tiene un año y a su corta edad ha demostrado que es todo un guerrero, nació con problemas de hígado producto de una extraña enfermedad.
Desde que nació ha pasado gran parte de su vida en el hospital.
El bebé nació el 14 de enero del 2020 en Nueva York, con un peso considerado saludable, a los pocos días de nacido los doctores notaron que tenía problemas para respirar, llegaron a considerar que mejoraría con el tiempo, pero su diagnóstico solo empeoró.
Tras realizarle varias pruebas lo diagnosticaron con atresia biliar, una condición que bloquea los conductos biliares dentro y alrededor del hígado.
Era necesario realizarle un trasplante de hígado para poder salvar al bebé.
Debido a su delicado estado de salud, Kasen fue intervenido quirúrgicamente de emergencia, si bien el bebé logró sobrevivir a la operación era necesario realizarle un trasplante de hígado para poder asegurarle un futuro cercano al pequeño Kasen, de lo contrario no viviría por mucho tiempo.
Mitayah Donerlson, la madre del niño solo podía esperar pacientemente tras incluir a su bebé a la lista de espera.
La madre confiaba en que aparecería un donante.
La angustiada madre sabía que encontrar un donador no sería sencillo, pero nunca perdió la fe. Ese sentimiento tan bonito que nos sostiene en los momentos más difíciles.
Aunado a esto, Mitayah sintió que su mundo se venía abajo cuando se enteró que varios familiares habían dado positivo al COVID-19, lamentablemente Kasen también llegó a contagiarse.
Kasen fue llamado “El bebé milagroso”.
Los síntomas del niño empeoraban cada vez más, durante tres días estuvo internado en el hospital, por suerte, contaba con el apoyo del mejor equipo de médicos que lograron combatirle el virus.
Poco a poco todo iba mejorando, tras dos semanas de su recuperación por COVID-19 la madre recibió la mejor noticia de su vida: habían encontrado un donante para Kasen.
“Todo lo que pude hacer fue llorar. Eran lágrimas de mamá y lágrimas de alegría.
Estaba tan feliz. Siempre supe que iba a recibir un trasplante, esa era mi fe, pero finalmente recibir esa llamada y ese mensaje de que la cirugía estaba programada y que el alivio de la carga sobre mis hombros desapareciera, me sentí tan bien”, dijo Mitayah.
Tras la cirugía, el pequeño Kasen evolucionó de manera satisfactoria, la expresión de su rostro había cambiado por completo, sus ojos amarillos era cosa del pasado, incluso su actitud comenzó a cambiar, ya tenía la energía característica de un niño de su edad.
Kasen desde que nació prácticamente no ha salido del hospital, recientemente celebró su primer añito en la sala de cuidados intensivos, al ser un paciente tan especial pudo celebrar junto a su madre y todo el personal que ha seguido de cerca todo su proceso este año de vida lleno de retos y victorias.
Entre globos y sonrisas Kasen celebró su primer añito.
El camino para Kasen no ha sido fácil, por medidas de seguridad aún permanecerá en el hospital, aún más sabiendo todo el riesgo que corre al contagiarse nuevamente del virus afuera.
Este hermoso angelito tiene un gran futuro por delante, ahora sonríe tiernamente mientras su madre lo ve ansioso de poder verlo crecer sano y fuerte.
Sigamos compartiendo historias que nos motiven a seguir adelante. Historias que nos recuerdan que con fe y esperanza podemos lograr aquello que pensábamos imposible.