El pasado jueves hallaron el cuerpo de Olivia, de 6 años en el fondo del mar, a mil metros de profundidad en el interior de un bolso lastrado con el ancla del barco de su padre, Tomás Gimeno.
El buque Ángeles Alvariño, del Instituto Español de Oceanografía, localizó el cuerpo confirmándose la peor hipótesis sobre la desaparición de las niñas Anna y Olivia de 1 y 6 años en Tenerife el 27 de abril, cuando su padre no las devolvió a su madre a la hora acordada.
El crimen es un caso de violencia vicaria, el padre atentó contra sus hijas para hacer sufrir a la madre.
“No vas a volver a ver a tus hijos”, es una de las frases más usadas por quienes cometen estos delitos e intentar herir en el punto más débil sin importar el vínculo y compromiso que tienen con sus propios hijos.
El propósito de quienes cometen este tipo de delitos es hacerle el mayor daño posible a su ex pareja quitándoles lo que más aman: sus hijos.
Tomás Gimeno le escribió a Beatriz Zimmerman el día en el que tenía que devolverles a sus hijas tras pasar la tarde con ellas, “no las vas a volver a ver”.
La amenazó en reiteradas oportunidades el día en el que planeó ejecutar su macabro crimen en el que acabaría con la vida de sus propias hijas porque su deseo de hacerle daño a su ex esposa tenía más peso que el bienestar que debería garantizarle a sus pequeñas. Incluso, ese deseo de herir y causar sufrimiento prevalecía ante el sentimiento que él mismo mostraba a hacía sus inocentes niñas.
Al cumplir sus amenazas, sus hijas se convirtieron en víctimas de su violencia machista, un filicidio por venganza o utilitarista, conocido también como violencia vicaria.
La muerte de las pequeñas fue usada como mecanismo de tortura y venganza porque él no aceptó su divorcio.
Trascendió en los medios de comunicación que la pareja decidió separarse en el 2020 después de que ella comprobara que Tomás tenía una relación paralela mientras estaba embarazada de Anna.
Meses después, ambos comenzaron una nueva relación amorosa, según declaraciones de personas cercanas al entorno familiar, él no aceptaba que ella tuviera un noviazgo.
En una oportunidad, agredió a la nueva pareja de Beatriz en un estacionamiento, pero el incidente no trascendió.
Tomás, era aficionado al pádel, a las competiciones de kart y a la pesca submarina. Su entorno cercano sí lo creyó capaz de huir con sus hijas, pero nunca contemplaron la idea de que podría hacerles daño.
Hasta su ex esposa aseguraba que las quería mucho, que sería incapaz de causarles sufrimiento a ellas. Siempre mantuvo la esperanza de que aparecerían con vida. En diversas oportunidades se pronunció con cartas dirigidas a Tomás para conmover su corazón.
El crimen de Tomás Gimeno, recuerda al mediático caso de José Bretón, quien fue condenado por acabar con la vida de sus hijos de 2 y 6 años y quemar los cuerpos para hacer sufrir a la madre de los menores.
Este hecho, ocurrido en Córdoba, España, demuestra cómo estos padres tienen como único propósito herir a sus ex parejas sin importar lo que cueste.
El psicólogo forense Javier Urra, dijo: “Piensan más en el dolor que sufrirá la progenitora al perder a esas criaturas que en el trágico e injusto final que planean para sus propios hijos”.
“Estos asesinos, no suelen interpretar que acaban con la vida de personas que tienen su sangre, que son su propia descendencia, no les importa el vínculo, lo que hacen es atentar contra los hijos de su pareja”, agregó el psicólogo.
El psicólogo forense resaltó que cuando quienes cometen el crimen ejecutan su plan, sus hijos ya no los consideran suyos, el dolor que podrían sufrir mientras atenta contra su vida no se compara al que va a sufrir la madre, como en el caso de Bretón y Gimeno.
Los expertos aseguran que cada caso es distinto, pero la mayoría de quienes acaban con la vida de sus hijos para hacerle daño a sus ex parejas terminan acabando también con su vida.
Según Javier Urra eso lo considera “un corte de mangas, tanto a la madre como a la justicia; consideran que ya han provocado el dolor que buscaban en el otro progenitor y no piensan cargar con el castigo penal, y mucho menos el moral en su entorno, por esos hechos”.
En el 2018, un padre atentó contra la vida de sus dos hijas un mes antes del juicio de su divorcio y se quitó la vida.
En el 2017, se conoció el caso de un hombre que se tiró desde la ventana del Hospital La Paz en Madrid tras decirle a su esposa: “Te voy a dar donde más te duele”, y murieron los dos.
En la investigación del caso de Tomás Gimeno, decretaron una orden de búsqueda internacional ante la posibilidad de que hubiese huido de Tenerife con sus hijas, aunque para esto tendría que haber contado con la participación de terceras personas.
La intención de Tomás era crear angustia a la madre, dejó pistas sin señales de vida para que la incertidumbre y el horror se apoderaran de ella durante la búsqueda.
Hasta este momento, se no conocen los informes oficiales de la investigación que las autoridades todavía están llevando a cabo. Estaríamos hablando de una hipótesis hasta que se esclarezca lo ocurrido.
En las redes, miles de personas en todo el mundo expresan su apoyo a Beatriz y a la familia de las niñas. Compartamos un mensaje de solidaridad.