Desde que era una niña, Kim Lacefield soñaba con adoptar. La idea de que hubiese pequeños sin una familia era algo que le hacía tener pesadillas y sabía que cuando fuese grande, haría todo lo posible para ayudarlos.
Kim se convirtió en una adulta, se casó y tuvo cinco hijos biológicos a los que ama con todo su corazón. A medida que sus pequeños crecían, Kim volvió a pensar en la adopción una y otra vez.
Kim pensó que la mejor manera sería comenzar brindando hogar temporal. Fue así como llegó a su vida una dulce niña que luego se convertiría en su hija. Le asignaron el cuidado de una pequeña de 5 años que venía de un duro pasado.
“Le dije que era una niña muy dulce y tierna. Ella me respondió: ‘No lo soy. Digo groserías’”, explicó Kim sobre el momento en que conoció a la primera de las hermanitas.
En las últimas seis semanas había pasado por 5 casas diferentes y en la última de ellas debían dormir en el suelo.
La pequeña tenía muchos piojos y llegó a Kim con una bolsa de basura donde guardaba su ropa. Media hora después de llegar, la niña estaba gritando y tratando de escaparse de la casa.
“Antes debían dormir en el suelo”, lamentó Kim sobre el último hogar en el que estuvo la hermanita mayor.
Kim tuvo que perseguirla ante la atónita mirada de los vecinos y todo porque la pequeña se negaba a que le quitasen los piojos.
Fue un camino difícil. En la escuela, los profesores estaban escandalizados con su comportamiento. No sabía leer y la consideraban en una enorme desventaja con todos los niños de su edad.
Se hacía en su ropa en lugar de ir al baño y se negaba a limpiarse. Kim trabajó de la mano de los profesores y con mucha paciencia obtuvieron resultados maravillosos.
Tan solo una semana después de cuidarla, Kim recibió una llamada en la que le pedían que también cuidara a la hermanita menor de la niña.
“Tenía dos años. Había estado viviendo con un familiar. Llegó con un brazo roto y moretones. Estaba muy asustada hasta que vio una foto de su hermana en la casa”, recordó Kim sobre el momento en que conoció a la hermanita menor.
La madre de las niñas se mantiene en contacto con ellas durante un tiempo. Ha sido internada en rehabilitación en varias ocasiones y después de un tiempo decidió ceder sus derechos como madre.
“Mi principal meta es que regresen a casa con sus padres. Pero si esto no es posible, entonces adoptamos. Muchos me dicen que no podrían mantener el contacto con los papás biológicos pero los niños necesitan saber que ellos los aman”, explicó Kim.
El padre está en la cárcel cumpliendo una condena de 13 años pero pidió conservar sus derechos. Kim se esfuerza por apoyarlos también ya que considera que es vital que sigan comunicándose y sintiéndose queridas por su familia biológica.
Finalmente, en el cumpleaños número 5 de la menor, la adopción se hizo oficial. Las hermanitas han llegado muy lejos y llevan una vida muy feliz con la familia Lacefield. Kim ha decidido compartir con el mundo su historia de adopción para demostrar al mundo entero lo especial que es brindarle una nueva vida a los niños que tanto necesitan de un hogar.
Une tu voz y comparte esta historia para celebrar esta inspiradora adopción. Kim salvó sus vidas y les dio una familia para siempre.