Mudassir Gujjar, de 21 años, tiene una estatura particularmente alta desde que estaba en la escuela, donde fue objeto de señalamientos por parte de sus compañeros de clase porque a los 10 años, justo antes de terminar la primaria ya medía 1.82 metros.
Tras finalizar sus estudios decidió probar suerte en el cricket, el deporte más popular del subcontinente.
“Comencé a entrenar hace 7 meses para convertirme en un jugador de bolos, pero debido a la pandemia, hay una pausa. Espero ser algún día el jugador de bolos más alto del mundo».
Actualmente mide 2.28 metros y está entrenando para jugar en la Superliga de Pakistán tras ser elegido por el equipo de de cricket local, Lahore Qalandars.
«Mi altura es una bendición, ya que puedo correr más rápido y ser el lanzador más rápido».
Este joven menor de cuatro hermanos reveló que sus padres son de estatura media.
«Mi infancia fue normal, pero los niños en la escuela me intimidaban, y frecuentemente me insultaban».
Su padre Hashim Mohammad mide 1.67 metros y su mamá, Parveen mide 1.64 metros.
«Yo era el niño más alto de la escuela y del vecindario. Cuando estaba en la escuela secundaria, tenía más de 2.00 metros de altura”.
Mudassir tiene un tamaño que está muy por encima del de sus amigos y familiares.
“Mis padres estaban preocupados mientras seguía creciendo. No entendían por qué estaba más alto que mis hermanos, se preguntaban si eso me podía causar algún problema más adelante”.
En 2017, los padres de Mudassir lo llevaron a varios médicos en Lahore y Karachi, quienes le aseguraron que su hijo tenía una condición hormonal que lo hacía más alto que una persona promedio.
“También tuve problemas para ir a la escuela porque no podía sentarme cómodamente en el pupitre y el autobús. Era muy alto y me dolían las piernas. Fue muy difícil”.
Mudassir no puede comprar la ropa ya lista, y los zapatos también deben ser hechos a su medida.
“¡No consigo el tamaño correcto de zapatos! Tengo que personalizarlos, e igual me pasa con la ropa, tengo que comprar tela y luego coserla”.
Si bien se sintió afligido por el trato que recibió en la escuela, Mudassir dice que ahora está encantado porque su altura ha llamado la atención nacional.
“La gente ahora me recibe con una sonrisa, se sorprende por mi altura y me hacen sentir bien. Me siento especial”.
Tampoco puede conducir por su altura, aunque se las arregla para conducir una motocicleta.
“Tengo problemas para estar sentado en un automóvil porque no hay suficiente espacio para mantener las piernas”.
A pesar de su inusual tamaño, este joven se siente feliz y agradecido con su altura.
“Puede que tenga problemas para hacer las cosas como una persona normal, pero mi altura es un regalo de Dios y le estoy agradecido. Soy popular y disfruto de la atención”.
Le deseamos a Mudassir todo el éxito para que logre ser el jugador que desea y aplaudimos su gratitud ante la vida. Comparte su historia, se ha convertido en inspiración para quienes tienen una condición especial.