Cuando de salud se trata, esperamos que los deportistas y atletas sean súper fuertes. Nos imaginamos sus cuerpos como un ejemplo a seguir para mantener nuestra salud y vigorosidad.
Sin embargo, hay raras ocasiones en donde nuestro estado de salud puede ocultar una historia terrible, como es el caso de lo que verás a continuación.
Se trata de la experiencia por la que está pasando Nikki Jenkins de 39 años, una físicoculturista de Merseyside, Inglaterra, quien está pasando por un momento muy delicado de salud junto a sus familiares.
Nikki, quien es una apasionada del deporte y pasa la mayor parte de su tiempo en el gimnasio, veía crecer un bulto inusual en uno de sus tobillos.
En algún momento el tamaño de la anomalía se salió de control y decidió realizarse un chequeo médico.
Cual no sería su sorpresa. Ese bulto extraño al que llegó a nombrar como el “segundo hueso” del tobillo, se trataba de un cáncer poderoso, un tumor que la ciencia médica denomina “rabdomiosarcoma pleomórfico”, ¿suena extraño no?, pues se trata de un tipo de sarcoma que no es más que un tumor en los tejidos blandos.
Esta extraña condición puede desarrollarse en cualquier parte del cuerpo y las estadísticas en Reino Unido son alarmantes. Alrededor de 100 personas al año son diagnosticadas con esta dolencia.
Bultos, dolores de cabeza, malestares y sangrados en los genitales pueden ser un anuncio del sarcoma en cuestión.
Tras el inquietante diagnóstico, Nikki fue sometida de inmediato a una operación quirúrgica para extirpar el agente dañino. Una intervención que parecía eterna, pues dura poco más de 9 horas el tiempo en que los médicos dedican a la extracción del cáncer.
Tras la operación, el proceso de recuperación y el duro tratamiento de quimioterapia, Nikki recibió buenas noticias tras ser atendida en el Hospital Clatterbridge, en Wirral. Sin embargo, tiempo después, un nuevo chequeo sacó a la vista una situación inquietante, el cáncer persistía y se había extendido hasta los pulmones.
El diagnóstico nuevo fue tan fulminante como el primero: solo le quedaban 12 meses de vida. Pero ante las adversidades, Nikki no está sola, su sobrina, Keely Ray de 24 años y el resto de su familia, aunque están muy tristes por la situación, están decididos a luchar hasta el final para recaudar el dinero necesario que podría salvar a Nikki.
Es por ello que han comenzado una campaña en la famosa plataforma de GoFundMe con la finalidad de recaudar los casi 40 mil dólares necesarios para sacar a Nikki del peligro.
Afortunadamente, Nikki no está sola y cuenta con la ayuda de sus familiares para salir de este difícil trance. Ojalá y puedan recaudar el dinero y así contribuir con su total recuperación.
Un diagnóstico a tiempo puede salvar una vida, comparte el testimonio de esta joven para ayudar a crear consciencia.