El COVID-19 ha generado una terrible crisis sanitaria en todo el mundo, los fallecidos superan la capacidad de las morgues y funerarias, al punto de que se han tenido que tomar medidas de emergencia. Por eso en Estados Unidos, se ha hecho uso de sitios no convencionales para colocar los cuerpos.
La Isla Hart está ubicada en la ciudad de Nueva York, exactamente en el extremo occidental de Long Island Sound, y al este de El Bronx.
Tiene una extensión de 1,5 km de largo y unos 300 metros de ancho. También se conoce como “isla de los muertos”, y durante 150 años se ha utilizado para inhumar los restos de personas de escasos recursos económicos, o que nadie ha reclamado.
El camino de ataúdes formados uno tras otro es impactante
En los días recientes, y debido a la terrible pandemia del coronavirus, ciertas imágenes tomadas por un dron se han convertido en un tema polémico al mostrar a unos doce hombres vestidos de blanco colocando urnas de madera en una fosa compartida.
Más allá de la conmoción que pueden causar las imágenes, y los muchos comentarios, no se puede soslayar la dura realidad que viven los Estados Unidos ante la emergencia.
Un total de 18.763 personas han muerto en el país, de los cuales el Estado de Nueva York contabiliza unos 779 fallecidos en el último día, siendo la cantidad de decesos en esa zona un total de 7.067.
Desde todo punto de vista, las instituciones que se dedican a recibir los cuerpos se ven sobre saturadas, de allí que los entes gubernamentales hayan tenido que tomar una decisión.
Los cadáveres cuyos familiares no han reclamado, son enviados para ser depositados de manera temporal en una fosa común en la Isla Hart mientras pasa la pandemia.
«Son gente que, durante dos semanas, no ha podido encontrar nadie que diga ‘conozco a esta persona, quiero a esta persona y yo me quiero encargar de su entierro”, indicó Freddi Goldstein, vocero de la secretaría de prensa de la Alcaldía de Nueva York.
Lamentablemente, muchos de los afectados son inmigrantes latinos indocumentados que vivían aglomerados en una misma vivienda en condiciones económicamente deplorables.
Al depender de un ingreso diario, siguen trabajando a pesar del riesgo que corren porque no cuentan con ningún tipo de ahorros.
Ante la multitud de comentarios suscitados, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, ha hecho un llamado a la comunidad para no crear alarmas porque son seres humanos, y el estado se siente desolado por ello.
“Son seres humanos. Son vecinos que hemos perdido”, expresó el alcalde.