El proceso de adopción en una pareja monoparental suele ser complicado, especialmente en estados muy conservadores por los prejuicios que aún prevalecen en la sociedad. Lo sabe bien un matrimonio entre dos hombres en México quienes, durante tres años lucharon por adoptar a un niño.
Alan Alcántar y Daniel Vela es una de tantas parejas del mismo género que decidieron unir sus vidas casándose. Desde el primer momento la idea de tener hijos estuvo presente, pero fue en septiembre de 2017, cuando faltaban cuatro meses para cumplir dos años como esposos que decidieron aumentar la familia.
Lo conversaron, como todas las cosas importantes entre ellos, y descartaron la posibilidad de engendrar hijos propios. Prefirieron recopilar información sobre los procesos de adopción a través del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en el municipio de León en el estado de Guanajuato.
“Desde que nos casamos siempre tuvimos la intención de tener a nuestro hijo”, expresó Alan.
Se sometieron a todos los lineamientos establecidos para cumplir el objetivo de acuerdo a las normativas: pruebas psicologías, entrevistas y una serie de cursos durante ocho meses. Ya habían conocido a Emiliano, un pequeño que les había robado de inmediato el corazón.
Los meses pasaron y fueron contactados para avisarles que el proceso era factible, la alegría no cabía dentro de ellos. Incluso, le dieron la opción de adoptar a una parejita de hermanos; sin embargo, no quisieron porque estaban encantados con Emiliano.
Pero las cosas se complicaron, y en 2019 la DIF les dio una noticia que les cayó terriblemente mal, el proceso de adopción no podría continuar por tratarse de ser una pareja del mismo género. Era de esperarse, Guanajuato ha sido un estado tradicional y muy conservador.
“Ahí es cuando sufrimos de discriminación por las autoridades de León. Nos dicen que, por ser una familia homoparental, las demás familias se le iban a venir encima”, contó Alan.
Se mantuvieron firmes y buscaron el apoyo de la comunidad LGBT para hacer una manifestación pública, aunque no llegaron a realizarla. Su insistencia hizo que las autoridades retomaran el caso, pasaron muchas trabas hasta que finalmente, después de tres años se formalizó la adopción y el niño se convirtió en su hijo.
“El juez determina que somos la familia idónea, la mejor opción para el niño”, afirmó Daniel.
Valió la pena, ahora son una familia feliz, y comparten muchas vivencias familiarescon el pequeño en su cuenta de Instagram. En YouTube tienen un vídeo donde elaboran una “Sandía Loca”, Emiliano aparece al inicio y final de la grabación.
Emiliano seguirá disfrutando del amor y cuidados de una familia que lo adora, y a pesar de que aún existan opiniones en contra, no se puede negar que la alegría y bienestar del niño es lo único que debe importar.
No olvidemos que el amor esta por encima de todas las cosas. Aunque muchos señalen a las parejas del mismo género que adoptan o tienen hijos, ellos les ofrecen a los niños la protección, el cariño y el bienestar que necesitan. Nadie debería ser señalado por su condición, todos merecemos el mismo respeto.