Lucas Goodwin, de 11 años, de Bellingham, Washington, fue diagnosticado con autismo, su condición le exige un ambiente cómodo y tranquilo para mejorar su aprendizaje. En la mayoría de los casos es intolerante a los ruidos.
En su escuela, los maestros no encontraban la solución para ofrecerle un ambiente tranquilo y silencioso, así que trasladaron su escritorio al baño.
El hecho causó una gran polémica y generó la indignación de Danielle, su madre, quien pensó que su hijo estudiaría en el baño el resto del período escolar.
La directiva de la escuela se justificó diciendo que no encontraron una zona en la que Lucas pudiera sentirse cómodo. Pero para Danielle, no hay ningún argumento válido para haber excluido a su hijo del salón de clases encerrándolo en un espacio que no es apto para estudiar.
Asegura que lo hicieron sentir mal y que en ninguna circunstancia deberían obligar a un alumno a permanecer en el baño, un lugar insalubre que jamás debería considerarse como un espacio adecuado para estudiar.
Ante la controversia que causó este caso, un representante del Distrito de Bellingham ofreció declaraciones a través de un comunicado: “Continuamos analizando esto, pero en este momento, parece que el baño se estableció como un posible espacio de aprendizaje tranquilo y aislado, pero no se colocó a ningún estudiante allí”.
Durante una visita al centro educativo Whatcom Middle School Washington, Danielle descubrió que el escritorio de su hijo estaba colocado sobre la parte superior de un inodoro y su silla muy cerca del lavabo.
Incluso le habían entregado a Lucas una estera acolchada para usarla en el piso del baño cuando fuera la hora de la siesta. La maestra le dio la instrucción de que durmiera sobre esa colchoneta en el servicio.
Danielle compartió su reclamo en Facebook, necesitaba hacer público el injusto e indignante comportamiento del personal del colegio de Lucas. Relató que al conocer la situación de inmediato se llevó a su hijo a casa y no piensa regresar a ese colegio.
Aunque reconoce que su hijo se concentra mejor en un espacio tranquilo y sin ruidos, aislarlo en el baño no debió ser contemplado como una solución.
Cuando la madre le preguntó a una de las maestras el motivo de la medida, esta le dijo que el baño no era usado con esa función. Danielle cuestionó que para atender a la necesidad de su hijo podrían haberle adecuado un espacio de estudio en el interior de la biblioteca del colegio.
“Mi hijo se sentía humillado, avergonzado y disgustado por el inhumano planteamiento de que trabajara en el baño”, relató Danielle.
Agregó que cuando recogió a su hijo en el colegio, él empezó a vomitar a causa de la ansiedad que le generó la situación después de ser obligado a permanecer en el baño durante toda la jornada.
El caso ha estremecido las redes, miles de usuarios le han ofrecido a Danielle su apoyo comentando en su publicación. Compártelo.