El flagelo de las sustancias nocivas es un enemigo latente que amenaza y causa mucho daño a la población juvenil, el riesgo siempre está presente incluso en aquellas sustancias que se consideran leves o de poco riesgo. Sin embargo, los decesos asociados al consumo siguen aumentando las estadísticas, en ella se incluye a una joven en Brasil, lo que le sucedió causó mucha tristeza.
Quería divertirse, pero no imaginó lo que estaba a punto de sucederle
Eduarda Ribeiro Ruiz era una estudiante de 21 años que vivía en Barra Bonita, en la costa de São Paulo. El domingo 30 de mayo estaba con una amiga en Guarujá intentando pasar un buen rato y ocurrió todo lo contrario.
De acuerdo a la información que esa amiga dio a la Policía Civil, la joven compró un frasco con una sustancia prohibida a un desconocido y lo usó en la playa, se trata de lo que se conoce como “lanzador de perfumes” o “loló”.
Eduarda consumió el producto alrededor de las 6:50 am del domingo 30 de mayo y comenzó a sentir que le faltaba el aire y no podía respirar, su acompañante se asustó y solicitó ayuda al Servicio Móvil de Atención de Emergencias (Samu). La tuvieron en la Unidad de Atención de Emergencias (UPA) en observación, pero no resistió y falleció, su muerte fue sentida por sus amistades.
“Solo quería despertar hoy y acabo de tener una pesadilla. Descansa en los brazos de Dios, Eduarda Ruiz”, escribió una amiga de la infancia.
El padre confirmó y lamentó lo sucedido, Eduarda es una de los tantos jóvenes que han sucumbido a las llamadas sustancias de recreación. Muchos amigos de Eduarda siguieron escribiendo en su perfil de Facebook mensajes de despedida, estaban tristes y sorprendidos por la muerte de una persona tan joven.
“No fue mi familia de sangre, pero siempre fue mi familia de corazón, mi familia siempre fue de ella también. Sin duda, logró pertenecer a todas las familias, toda la gente la quería cerca», dijo otra amiga.
El lanzador de perfumes comenzó a utilizarse en un inicio como aromatizante ambiental, y en varios carnavales lo arrojaban a las personas a manera de broma, pero después se usó como disolvente inhalante y se introduce en el organismo mediante aspiración por la nariz o la boca.
Está compuesto de sustancias químicas: éter, cloroformo, cloruro de etilo y esencia fragante, su efecto dura entre 15 y 40 minutos.
Por su corta duración muchas personas se exceden confiadamente e inhalan dosis continuas y su uso se vuelve adictivo. Los especialistas consideran que en la actualidad se ha convertido en la preferida entre la juventud, y advierten que su uso puede provocar lesiones irreversibles e incluso la muerte.
El comportamiento de quien la utiliza cambia, el juicio crítico se pierde, produce inconciencia y episodios psicóticos. Sin dejar de mencionar daños renales, alteraciones cardíacas y cerebrales, retraso de las funciones psicomotoras, afectaciones en la capacidad respiratoria, aumento de la frecuencia cardíaca, y aumento de la presión arterial, un escenario para nada alentador.
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