Para ayudar a hacer de este planeta un mejor lugar para vivir, no se necesitan demasiados estudios, sino más bien lo que priva es la voluntad de hacerlo. Don Maximino Antonio Piedad, un hombre de 71 años de edad, nunca fue a la escuela, pero con su invento está decidido a ayudar.
Construyó una asombrosa estufa solar a partir de materiales reciclados. Según el propio Maximino refiere, su meta es ayudar a cuidar del medio ambiente y de otras personas de bajos recursos como él. La noticia fue todo un suceso en las redes sociales donde los usuarios claman por una mayor difusión del invento.
De hecho, varios internautas se han organizado para tal fin, y así a ayudar a este septuagenario con alma de Edison a expandir su producto. Maximino Antoni Piedad reside en la localidad mexicana de Ecatepec, en una modesta casita ubicada cerca de la Central de Abasto.
Pese a haberse tenido que mudar a kilómetros de Amatitla Santiago en Tamazunchale, San Luis Potosí, tierra que lo vio nacer, de no haber contado con la posibilidad de formarse académicamente y aprender hablar español hasta los 20 años, su creatividad y su amor por la naturaleza, fueron la base de su proyecto.
La idea surgió tras ver a personas intentando armar una estufa solar con una rueda y un espejo. Para mejorarla, don Maximino coloca una antena de televisión en la parte inferior, a 50 centímetros de la parrilla para reflejar el sol. Esta produce el calor necesario y así se comienza a calentar la comida.
Una vez perfeccionado el invento, gracias a Maximino miles de personas se encuentran ávidas por obtener esta alternativa ecológica para su cocina y el beneficio de su creador.
“Todos han sido muy gentiles. Gracias por su iniciativa y el apoyo. La idea es ayudar a mejorar la calidad de vida de los más desposeídos y frenar la contaminación”, aseguró el septuagenario inventor.
Con la montaña de granitos de arena que se recauden producto del invento, este honorable señor también dice que producirá más y mejor. Con ella se pueden preparar alimentos de todo tipo, solo con energía solar. También se puede calentar agua y, por supuesto café, la bebida preferida de don Maximino.
“Lo que más me gusta tomar es café. Fue lo primero que calenté en la hornilla”, añadió.
El precio de las estufas es de 1.200 pesos mexicanos, poco más de 60 dólares estadounidenses, y aunque aún no tiene muchos clientes, según cuenta el inventor ya se encuentran en ciudades como Oaxaca, Campeche, Hidalgo, Guerrero, Mérida, e incluso allende las tierras aztecas, en Estados Unidos.
No se trata solo don Maximino con su proyecto, sino que todos podemos sumarnos a esta iniciativa de modificar nuestros estilos de vida para bien de la humanidad. ¿Y tú?, ¿a qué esperas? Comparte este invento con tus mejores amigos.