La solidaridad y la empatía hacia nuestros iguales son valores que se han desvanecido, pero siempre hay gestos e historias que nos hacen recuperar la esperanza en la humanidad demostrando que vale la pena ayudar desinteresadamente a quienes más lo necesiten.
Recientemente, se dio a conocer un vídeo en el que veremos un hermoso gesto de parte de un joven hacia un anciano, las imágenes te harán pensar mucho las cosas y reflexionar, además sacarte un par de lágrimas.
Un hombre se acerca al puesto callejero de dulces de un anciano y le pregunta por el precio de los dulces, el hombre que se ve cansado le responde. Entonces el hombre le da un billete y le dice que le dé lo equivalente a su valor dulces y el anciano feliz procede a contar los dulces que tiene en su mesa.
Sumando todos los dulces, el anciano logra alcanzar la cantidad que le dio el joven sobrándole unos pocos dulces. El hombre saca de nuevo su cartera y le da al vendedor de dulces un poco más de dinero para que le dé más dulces a cambio.
El feliz anciano cuenta los caramelos de su mesa para decirle “aquí tengo más”, saca unos cuantos que tenía guardados y los agrega a la bondadosa compra que realizaba el joven.
El hombre feliz por su acción le dice que es su cumpleaños y que él le va a regalar el dinero. “Es mi cumpleaños, regáleme un abrazo”. El conmovido anciano se levanta y abraza al joven muy feliz.
“¿Cómo la está pasando?”, pregunta el joven, a lo que el anciano responde con cara triste mostrándole una herida que tiene en su pierna y el preocupado muchacho le pregunta: “¿Qué ocupa para curarse eso?”
El interés de este hombre por el estado del adulto mayor es increíble, el anciano trata de explicarle lo que usa para curar su herida, pero se le ve muy emocionado para siquiera hablar.
El conmovido anciano no puede parar de llorar cuando el joven le dice: “Le voy a dar mi regalo de hoy” y le da un poco más de dinero para que pueda cubrir los gastos de los medicamentos para su herida.
Las imágenes son conmovedoras:
Al final el joven abraza al anciano diciéndole: “Eso lo vende por mí”, señalando los dulces que aun están en la mesa mientras el anciano no puede parar de llorar.
Pequeñas acciones pueden significar el mundo para otra persona. Nunca dudes en ayudar, ¡comparte este mensaje con tus amigos!