La pandemia del coronavirus ha traído desgracia en el mundo, pero cuando se trata de personas con carencias económicas la situación puede ser peor. Como el caso de un hombre en México que vivió la angustia de no poder costear los gastos médicos de su esposa contagiada, pero por fortuna una luz se vio al final del túnel.
Jesús Villavicencio es un hombre del campo que vive en la comunidad de Salazar, Lerma, en Ciudad de México, su esposa María Isabel Flores comenzó a tener problemas para respirar y el 8 de junio se complicó.
El humilde campesino recorrió muchos hospitales públicos solicitando atención, pero todos alegaban que no tenían camas disponibles.
Estaba desesperado y acudió al Centro Médico Arturo Montiel Rojas de Metepec que está adscrito al Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) donde la recibieron. El caso se dio a conocer mediante un reportaje realizado por el periodista Ciro Gómez Leyva en el noticiero.
Villavicencio permaneció frente al centro médico durante casi dos meses con una cobija, una ruana y su cubrebocas mientras María estuvo hospitalizada. No quería despegarse ni un momento del lugar hasta que le dijeran cómo estaba su esposa.
“Desde ahí empezó este calvario que hasta el momento no ha tenido fin. Aquí he estado, sin poder moverme, para conocer el estado de salud de mi esposa”, dijo el preocupado hombre.
Su amor es inagotable
María logró superar su precaria condición, pero los gastos médicos ascendieron a casi 42 mil dólares. Jesús no tenía ahorros ni trabajo estable, vive del día a día y no dudó en dar a conocer su caso y solicitar ayuda a las autoridades públicas nacionales y estatales.
“Lo único que pido yo, si es que puedo ser escuchado por el Presidente de la República o por alguna autoridad federal, es que se pongan la mano en el corazón, porque yo no tengo ese dinero para sacar a mi esposa del hospital”, explicó el buen hombre con lágrimas en los ojos.
La gente se dirigió al sitio a prestarle apoyo moral, comida y algunos colaboraron con dinero. Estaba agradecido, pero no quería aprovecharse con su situación, y afortunadamente el ISSEMyM condonó la deuda pendiente, una vez que el caso fue valorado por los representantes de la institución.
«Esta es la solicitud de condonación de gastos por los servicios, que la voy a llenar, pero ya hasta cuando ya tenga un día con el alta… solamente le puedo decir que llegamos a un buen arreglo en este hospital», afirmó el agradecido esposo.
Seguramente, el caso de Jesús Villavicencio y su esposa es uno de tantos que existen en el mundo. Solo nos queda hacernos más empáticos y prestar ayuda, en la medida de nuestras posibilidades, a las personas que están pasando situaciones difíciles como estas.