No nos gusta admitirlo por lo vergonzoso que resulta, pero cada año aumenta el número de personas de edad avanzada que sufren abusos o negligencia en todo el mundo.
Generalmente, el responsable suele ser un miembro de la familia, o un cuidador profesional, pero más lamentable aún es cuando el causante de la humillación e invisibilización es el propio Estado, en la figura de un conductor de transporte público adscrito a una alcaldía.
La tragedia es mundial, como dije, y en Italia también suceden este tipo de hechos que indignan a la opinión pública.
Tal es el caso de María Graziani, quien a sus noventa años de edad, fue objeto del despotismo del conductor del autobús donde viajaba que la expulsó de una forma bastante agresiva, alegando que el billete de la pensionada había caducado hacía días.
A pesar de que la mujer se ofreció a cancelar un nuevo boleto, el maleducado supervisor le pidió que lo acompañara a pagar una multa en castigo por haber cometido tamaña osadía.
“Me trató mal y me hizo llorar: nunca me había sucedido en 90 años”, comentó la afectada.
La nieta de Maria Graziani, por su parte, fue quien hizo las denuncias correspondientes a través de las redes sociales y dirigida al alcalde de la ciudad de Toscana en persona, lo que encendió los ánimos de miles de usuarios indignados por el trato brusco y acusador ofrecido a la ancianita por parte de este “señor”.
Tuvo que pagar una multa
Asimismo, la víctima del abuso dijo que todos los días utiliza el medio de transporte, por lo que nunca le faltan billetes, pero este mes de octubre olvidó renovarlos. A cualquiera le ocurre un descuido, mucho más si tienes 90 años de edad, ¿no crees?
Ahora tratan de compensarla
Lo más grave son las secuelas psicológicas que el trato injusto a la adulta mayor ha dejado en ella.
Su hija ha declarado que su madre no para de llorar cada vez que recuerda lo sucedido, e incluso reveló el gesto que tuvieron con la ancianita un par de niños presentes quienes le ofrecieron sus propios boletos.
“Hay formas y medios para intervenir”, comenta la hija, “se necesita un poco de flexibilidad mental para comprender si el usuario es de mala fe o no”. Y concluye: “Esta actitud hacia las personas mayores es vergonzosa”. A pesar del revuelo que en redes ha suscitado el caso, la anciana deberá pagar 40 euros de multa.
Comparte esta historia con tus familiares y seres queridos, no olvides que para vivir bien en el mundo es preciso no perder el respeto a nadie. Cuida y venera a los ancianos.