El pequeño Carson de ocho meses ha sido el protagonista de una gran lección para el equipo médico que lo atendió en su nacimiento, después de que estos le dieran pocas horas de vida.
Sus padres Brandon y Michelle están aclamando su vida como parte de un milagro, después de que la criatura nacida tres semanas antes de lo esperado estuviese al borde de la muerte.
Brandon y Michelle de Nueva Orleans, Louisiana, se casaron en el 2015 y desde entonces habían intentado tener un hijo sin obtener buenos resultados.
Michelle pasó por dos abortos involuntarios, así que al descubrir que estaba nuevamente embarazada fue una gran bendición en su vida. El embarazo transcurrió sin complicaciones hasta que entró en trabajo de parto, tres semanas antes de lo que había programado su médico.
Aparentemente no había nada de qué preocuparse ese 5 de marzo y la feliz pareja estaba ansiosa por conocer al bebé que llamarían Carson. Los médicos intentaron que el niño naciera de forma natural pero tras pujar por varias horas la criatura apenas se movía.
En lugar de recurrir a una cesárea, Carson nació por un parto asistido por vacío. Con ayuda de una bomba se guió al bebé fuera del canal de parto.
Lo que parecía ser todo un sueño realizado se convirtió rápidamente en una dura pesadilla. Cuando los médicos vieron al bebé estaba sin vida, sus piernas eran entre azules y moradas así que fue reanimado y llevado de urgencias a la UCIN.
Los médicos intentaron calmar a la pareja diciéndoles que todo estaría bien pero tras unos estudios detallados se determinó que había una hemorragia cerebral.
A Brandon se le informó que su hijo sería un «niño con retraso mental o parálisis cerebral».
El derrame pudo ser causado por la falta de oxígeno, el trauma de nacimiento o el mal uso de herramientas como el extractor de vacío. Una noticia devastadora para los padres, pues los médicos no daban esperanza de vida para la criatura.
«Mi reacción inmediata fue preguntarle si mi bebé se estaba muriendo y ella dijo: ‘Desafortunadamente todo parece marchar a ese destino, por favor llame a su familia inmediata‘, dijo Michelle.
Brandon y Michelle no sólo dieron parte a su familia, sino que mandaron a llamar a un sacerdote para que visitara al pequeño. El religioso llegó en medio de la noche, incluso después de que una enfermera le diera el bautismo a la criatura.
Aún así, oró en la habitación e impuso un crucifijo en el cuerpo del pequeño, pues le habían comentado que era un asunto muy delicado.
Milagrosamente, a la mañana siguiente el bebé recuperó su color normal y comenzó a respirar por sí sólo.
El pequeño fue dado de alta a los 15 días, después de que una resonancia magnética comprobara que no había ningún tipo de daño cerebral.
Los estudios de sangre y demás análisis comprobaron que el pequeño estaba completamente sano, algo que médicamente es imposible después del cuadro que presentó al nacer.
El sacerdote que visitó al niño era voluntario en un centro que lleva el nombre del padre Francis Xavier Seelos y el crucifijo que utilizó esa noche, pertenecía al padre Seelos y lo acompañó durante su ministerio en el siglo XIX.
El caso de Carson se ha llevado a Roma y las autoridades de la Iglesia católica lo están analizando como un nuevo milagro del Sacerdote que está camino a la santificación.
Ya sea que las autoridades eclesiásticas acepten o no la historia de esta familia como un milagro, los padres de Carson así lo han asimilado.
Por increíble que parezca, hasta la fecha el niño se ha desarrollado como un bebé totalmente sano y la pareja ha visto en su nacimiento y en el largo camino que debieron atravesar para concebirlo «la intervención de las manos de Dios».
Comparte esta increíble historia y envía tus bendiciones a esta preciosa familia. Que su ejemplo sea una invitación al mundo de no perder jamás la esperanza.