En los últimos años, diferentes estudios han dejado al descubierto la presencia de sustancias cancerígenas en algunos productos de uso diario.
Pero una investigación liderada por la Universidad de Granada está causando revuelo al concluir que más del 90% de las tickets de facturas de compra contienen una sustancia diruptora de hormona que está relacionada con el cáncer.
El estudio hecho por la Universidad de Granada y que involucra a científicos internacionales ha dejado al descubierto la presencia de Bisfenol A (BPA), en el papel térmico que se utiliza para imprimir las facturas.
Este material ha sido empleado durante años para este fin ya que permite que la tinta se desvanezca con el paso del tiempo. Sin embargo, ahora los científicos revelan que el 90% de estos papeles térmicos contienen Bisfenol A., un disruptor endocrino capaz de alterar el equilibrio hormonal y producir cáncer.
El Bisfenol A. está relacionado con la infertilidad, El TDAH, el autismo y la obesidad, así como con los nacimientos prematuros y la diabetes tipo 2.
Pero en este caso se vincula esta sustancia con la producción de cánceres dependientes de hormonas, como el cáncer de seno. De allí la gran preocupación por el hecho de que el público esté expuesto al constante contacto con el BPA a través de las facturas.
Según los resultados del estudio, más del 90% de los recibos en Brasil y España (dos de los países involucrados en la investigación), contienen BPA. Mientras que en Francia, tercer país partícipe en el estudio, sólo la mitad de los tickets dieron un resultado positivo a la presencia de esta sustancia.
La razón a la disminución en los resultados se debe a las leyes implementadas por el gobierno de ese país desde el año 2014, que regulan el uso de ese compuesto en el papel térmico. Los resultados fueron publicados en Environmental Research.
Ante el alarmante nivel de exposición, especialistas como el profesor Nicolás Olea, de la Universidad de Granada, alertan al público que eviten el contacto con las facturas cuando no las crean necesarias.
Entre los consejos, el profesor menciona no pedir factura en los cajeros automáticos y optar por facturas electrónicas. Además, advierte que en el momento de manipular una factura se evite el contacto con los alimentos y con la boca.
«Por ejemplo, los boletos no deben entrar en contacto con los alimentos, como la carne o pescado, mientras se desempaquetan en la cocina. Además, no debemos arrugar los boletos para tirarlos a la basura, jugar con ellos, escribir notas en ellos o guardarlos en autos, carteras o bolsos. En resumen, deberíamos manipular este tipo de boletos lo menos posible», dijo el profesor Olea.
No todas las facturas están fabricadas con papel plástico así que es importante saber identificarlo de forma automática. Una de sus particularidades es que este material permite que la tinta se diluya con el tiempo, pero además su color brilloso lo hace fácilmente identificable.
El papel térmico también es utilizado en algunas etiquetas de alimentos y comúnmente en las etiquetas de los refrescos.
Ante la preocupación por los efectos del BPA, los científicos ya se encuentran trabajando en la fabricación de otras alternativas con la que se pueda reemplazar gradualmente el BPA. En Francia se ha optado por el uso de BPS, pero desafortunadamente este es otro tipo de disruptor endocrino por lo cual tampoco ayuda a solventar el problema.
«Desafortunadamente, el BPS también es un disruptor endocrino, y su persistencia ambiental es mayor que la del BPA, por lo que no es una opción válida», dijo el profesor Oleo.
Una investigación anterior realizada por The Ecology Center, con sede en Michigan, también arrojó resultados similares y había advertido sobre el factor cancerígeno de este tipo de papel. Especialmente en el caso de las personas que laboran como cajeros en las tiendas, pues están en constante contacto con la sustancia.
Por ahora, la advertencia para el público es evitar la manipulación del papel térmico y los investigadores recomiendan que el asunto debe convertirse en un tema de salud pública. Mientras que el gobierno español ha prometido que para el 2020 estará eliminado totalmente la presencia de BPA en las facturas.
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