La pandemia por el coronavirus nos ha llevado a modificar por completo nuestra forma de vivir y, por supuesto, la transición no ha sido nada fácil, especialmente cuando no se cuentan con los recursos suficientes que se requieren en la situación actual.
Pero no hay nada que pueda detener las ganas de salir adelante de muchas personas. Tal como ha demostrado un ingenioso joven salvadoreño que, como muchos estudiantes en el mundo, tuvo que tomar clases en línea pero en su humilde hogar nunca ha contado con servicio de Internet para ayudarse en los estudios.
El nombre de este entusiasta estudiante es Alexander Contreras, quien vive en la comunidad de Atiquizaya, en El Salvador, y cursa el tercer año de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Santa Ana.
Cuando Alexander se enteró de que las clases comenzarían a impartirse a través de Internet, supo que se tendría que enfrentar a muchas dificultades, pero su familia siempre ha estado ahí para apoyarlo, especialmente su padre quien trabaja arduamente para poder garantizar que el joven tenga Internet al menos en su teléfono.
Pero la comunidad donde vive Alexander es tan lejana que solo se puede acceder a Internet subiendo a las ramas de los altos árboles, así que el joven de 20 años no dudó ni un momento: tomó su teléfono, un paraguas para protegerse del ardiente sol; y subió hasta lo alto de un árbol de paterna que sembró junto a su familia hace 6 años.
“Nunca imagine que un árbol que sembramos hace seis años me diera la oportunidad de seguir estudiando”, dijo el joven.
Es así como cada mañana, Alexander sube a su lugar de estudio, en cuclillas, siendo admirado por su propia familia. Fue precisamente su querido padre quien decidió retratar el esfuerzo de su hijo y compartirlo entre sus amigos cercanos, sin esperar que la emotiva fotografía se haría viral.
“A veces quisiera estar en un sofá o en una silla, recibiendo mis clases, como todos los demás. Todo lo que hago es porque valoro el esfuerzo que mi padre hace para que yo salga adelante”, comentó el joven.
Evidentemente, estudiar sobre un árbol durante horas, desde las 7 de la mañana hasta las 12 de la tarde, ocasiona que las piernas de Alexander se vean afectadas y los fuertes vientos de la zona le hacen estar en peligro de que las ramas puedan romperse y caiga.