Todos pasamos por momentos difíciles, pero nos diferenciamos en nuestra manera de manejar nuestras emociones en esas situaciones. La vida tiene un lado sombrío, pero también tiene un lado brillante que espera a todo aquel que luche por superarse, a pesar de cualquier contingencia que se le presente.
Algunas personas caen en un pesimismo y una tristeza tan intensa que viene a conformarse en el centro de sus vidas, pero, el caso de resiliencia y superación de Maake Shadrack, un sudafricano muy humilde quien llegó a obtener un título universitario, es uno que nos inspira y nos llama a la reflexión.
El joven debió ascender con mucho sacrificio, sudor y lágrimas desde abajo, soñando sin despertar con convertirse en un profesional acreditado y exitoso, además de obtener un buen trabajo que le permitiera hacer realidad su sueño y mantener a su familia.
Junto con sus hijos y esposa, Maake debió soportar las condiciones de vida más duras que ofrece la calle, la falta de recursos económicos, así como una avalancha de pensamientos negativos, generados por las preocupaciones.
Sin embargo, lejos de ser presa fácil del agobio y la desesperación, tomó la firme decisión de ingresar a la universidad hasta que lo logró. Comenzó durmiendo en el piso de una humilde habitación, ubicada en un edificio en la Zona 1 de Mankweng, Sudáfrica.
Shadrak era consciente de que, si en verdad quería graduarse en la carrera que quería, debía trabajar el triple que cualquiera de sus compañeros y soportar grandes sacrificios. No tenía dinero ni para una hamaca, pero no le importó tener que pernoctar en estas condiciones, con tal de lograr su objetivo.
“Si quería lograrlo, yo sabía que tendría que soportar vivir en difíciles condiciones. No tenía dinero para más, pero estaba realmente comprometido con mi meta”, dijo Maake.
Esta enorme demostración de coraje y esfuerzo, le dio a Maake su tan anhelada recompensa. Y así tenía que ser en recompensa a su constancia, valor y perseverancia por alcanzar sus sueños. Personas como él, son las que mayores logros obtienen en la vida.
Pasó horas estudiando y preparándose, reforzando cada día el conocimiento que iba adquiriendo en la universidad. No obstante, aunque este caso es ejemplar, el esfuerzo no lo es todo. Las oportunidades que se brinden y las personas que estén ahí para ayudarnos, también son vitales para llegar lejos.
“Dos años durmiendo en el piso en 25 Mathivha Street, Zona 1 de Mankweng, y un año de ser un intruso en el campus, me enseñó a nunca rendirme en la vida y seguir aguantando, incluso cuando no hay signo de cambio”, escribió Maake Shadrack en su cuenta en las redes sociales.
Finalmente, este joven valiente y seguro de lo que quería y lo que quiere, logró lo que se propuso. Gracias a su constancia pudo graduarse, hecho que celebró en su última publicación, y que comparte orgulloso con toda su familia que lo ha apoyado desde siempre.
Comparte esta historia de extraordinaria superación y amor propio con tus seres queridos. Felicidades para este hombre, ejemplo de quien hace lo imposible por convertirse en quien siempre quiso ser.