Peter Tabichi, de 36 años, es un maestro de ciencias en un pueblo remoto de Kenia que recientemente ha recibido el reconocimiento del mejor profesor del mundo tras ser acreedor de un importante galardón conocido como el premio “Nobel de la educación”, el Global Teacher Prize.
Desde hace doce años Peter se dedica a dar clases y el 80% de su salario lo dona a las personas más necesitadas de su comunidad, su trayectoria ha estado caracterizada por su pasión por enseñar y la extraordinaria labor que realiza para mejorar la calidad de vida de sus alumnos inspirándolos a lograr sus sueños.
Actualmente enseña matemáticas y ciencias aproximadamente a 500 alumnos de un barrio remoto que es azotado por la sequía y la pobreza. Trabaja una escuela de educación secundaria de Pwani, en el condado de Nakuru.
El pasado domingo se celebró el Gobal Education & Sills Forum en el hotel Atlantics Palm en Duabi, donde Peter fue reconocido como el mejor profesor.
Después de recibir el premio dijo: “Todos los días en África cambiamos una nueva página y un nuevo capítulo. Hoy es otro día. Este premio no me reconoce a mí, pero reconoce a los jóvenes de este gran continente”.
El premio otorgado por la Fundación Varkey ofrece al ganador un millón de dólares, lo que equivale a 900 mil euros. Entre los finalistas había profesores del Reino Unido, Países Bajos, Brasil, Japón, Argentina, India, Georgia y Estados Unidos.
“Es increíble, esto se lo debo a Dios”, dijo el maestro Peter.
De acuerdo con la información proporcionada por la Fundación Varkey, el 95% de los alumnos de la escuela donde trabaja Peter provienen de familias de muy bajos recursos económicos, la mayoría de los estudiantes tiene un solo progenitor o son huérfanos.
Congratulations to @PeterTabichi, the 2019 Global Teacher Prize Winner! #TeacherPrize pic.twitter.com/bH7w5yX18Y
— Global Teacher Prize (@TeacherPrize) March 24, 2019
En esa comunidad los niños y adolescentes tienen que sobrevivir mientras se enfrentan a la pobreza, las estadísticas de deserción escolar y embarazos precoces son alarmantes.
Ser maestro en esas condiciones requiere mucha creatividad, hacer uso de la tecnología y buscar los métodos de enseñanza más modernos.
“Tienes que hacer más y hablar menos”, dijo el profesor Peter, quien es religioso de la congregación franciscana, quien no se limita a impartir conocimientos académicos, les enseña a sus alumnos métodos alternativos de cultivo para garantizar su alimentación en un lugar donde la sequía promueve la hambruna y la miseria.
Además, creó un “club de la paz”, que invita a los alumnos a debatir y a plantar árboles para asegurar la buena convivencia entre todos los estudiantes a pesar de las diferencias, hay más de siete grupos étnicos en la escuela.
También fundó el “club de la ciencia”, en el que ayuda a los alumnos a diseñar proyectos de investigación, el año pasado los estudiantes presentaron a la Feria de Ciencia e Ingeniería de Kenia un dispositivo que permitía a las personas ciegas medir objetos.
“Esto permitió al colegio posicionarse como líder de las escuelas públicas a nivel nacional”, dijo el profesor Peter, el club científico participará este año en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería que se celebrará en Arizona, Estados Unidos.
A pesar de que en la escuela solamente tienen un ordenador y la conexión a Internet es muy deficiente el profesor Peter usa tecnologías de información y comunicación en sus clases para captar la atención de los alumnos manteniéndolos motivados.
Uhuru Kenyatta, el presidente de Kenia se pronunció para felicitar al profesor Peter por el galardón obtenido. “Es un ejemplo brillante de lo que el espíritu humano puede lograr no solo para Kenia o África, sino para el mundo”.
Ahora el rostro de Peter le ha dado la vuelta al mundo y millones de personas reconocen su labor expresando su admiración por la forma en la que ejerce su profesión con el compromiso de cambiar la sociedad y luchar contra la pobreza.
Peter se merecía ese galardón, su historia nos inspira a salir adelante venciendo las adversidades dando lo mejor de nosotros, no te vayas sin compartirla.