Para los pequeños del hogar, el encierro causado por la pandemia puede ser un poco asfixiante. Si muchos adultos ya no lo soportan, pues el asunto es más difícil de asimilar por los niños que todavía permanecen bajo las medidas de confinamiento.
Por ese motivo cualquier distracción y tiempo de calidad que se les pueda ofrecer para distraer la mente es realmente importante.
Este pequeñito lo sabe muy bien.
Todo esto lo ha aprendido muy bien una madre en California, Estados Unidos, que está apoyando a su pequeño de 2 años en su nueva afición. Pero, además, ha descubierto que no se encuentra sola.
Clarissa Alcazar descubrió en diciembre pasado la alegría que los camiones de UPS traían a su pequeño hijo Marco Elizondo.
Cada vez que el chico veía pasar a los repartidores de la conocida compañía de transporte, este les sonreía y hacía de todo para atraer su atención y saludarlos.
El asunto le pareció muy tierno a Clarissa pero también a los repartidores, que ya se han acostumbrado a los cariñosos saludos de Marco.
«Estaba en la carriola y estaba como ‘¡Guau!’ Todo su mundo cobró vida», dijo Alcazar, residente de Chula Vista.
Ante el estupor que los camiones causan al pequeño, sus nuevos amigos del sistema de reparto UPS decidieron sorprenderlo con un regalo verdaderamente único.
Marco recibió un uniforme hecho a la medida pero además, un automóvil especial que es muy parecido a los que conducen los repartidores de UPS.
El niño se quedó sin palabras.
El chico estaba realmente feliz y además, el camioncito tiene un número especial que hace referencia a la fecha de nacimiento del pequeño.
«Cada vez que hacemos algo así por un niño, nos alegra el corazón», dijo Mike Thornberry, un trabajador de UPS de 24 años.
Cuando ningún camión de reparto pasaba cerca de su casa, la madre solía llevar al niño a caminar por el estacionamiento de carga de UPS para que pusiese ver los vehículos que tanto le gustan.
Ahora que Marco tiene su propio camión de reparto, se divierte entregando paquetes a su familia como lo hacen los empleados a los que él tanto admira. Por su parte, Clarisse agradece a todos por el gesto.
“Fue simplemente hermoso, por la bondad de sus corazones… reconocieron lo comprometidos que estábamos con el asunto al ir allí todos los días”, reveló Alcazar.
Sacarle una sonrisa a un niño siempre será un acto conmovedor, pero este cobra más valor en los tiempos actuales. Por tales motivos la iniciativa de estos trabajadores es digna de aplaudir y nos alegra saber que lo han hecho como agradecimiento a los momentos gratos que Marco les ha permitido vivir, a partir de la admiración que les demuestra.
La alegría que un niño recibe con un gesto tan especial no tiene precio, ellos merecen lo mejor del mundo. Comparte esta adorable historia.