A todos nos gustan los dulces, pero a los niños, aún más. Prueba de ello es el pequeño Sebastián, un bebé de cuatro años natural de Minnesota, quien después de sucumbir ante los fuertes deseos de azúcar ingresó en la camioneta de su bisabuelo, tomó el volante y condujo casi dos kilómetros hasta la tienda de dulces más cercana que se encontraba en una estación de gasolina.
Roy Becker, bisabuelo de Sebastián, cuenta en una entrevista que el niño aprovechó que nadie lo observaba, tomó una andadera que el hombre había dejado a un lado y la utilizó para alcanzar las llaves del vehículo que colgaban de la pared, subió en la camioneta y aceleró hacia la calle.
Tomo las llaves a escondidas de todos
“Pánico, ansiedad. Un poco de todas las emociones al mismo tiempo, tratando de calcular lo que estaba sucediendo”, dijo Jenna Swenson, la madre del pequeño.
A pesar de su tamaño y edad, el niño logró transitar con dificultad unas cuantas cuadras antes de entrar en la avenida University, una avenida de cuatro carriles, justo a la hora de mayor tráfico.
En su errático paseo, el infante golpeó la defensa del auto contra varios buzones de correo y algunos árboles a una velocidad de entre 10 y 15 kilómetros por hora, dio varias vueltas a la derecha y una a la izquierda antes de llegar a la gasolinera y ser detenido por una patrulla de policía.
Manejo estirándose hasta alcanzar los pedales y con poca visibilidad
“Nunca había visto a un conductor tan joven operando un vehículo”, afirmó el capitán Mark Boerboom, del Departamento de Policía de Blaine.
Afortunadamente en esta historia nadie resultó herido y, seguramente, después del susto Sebastián no volverá a repetir su hazaña y aprenderá su lección.
Los daños fueron insignificantes en realidad, unos cuantos buzones tirados y la parte frontal de la camioneta un poco dañada.
“Pudo haber sido muy serio. Pudo haber golpeado un auto. No traía cinturón de seguridad. Podríamos estar hablando de un funeral”, expresó el bisabuelo del joven conductor.
La seguridad de los más pequeños de la casa empieza en el hogar. Si bien sabemos que todos los miembros de la familia tienen las mismas posibilidades de ser víctimas de algún accidente, son los niños, precisamente los niños y niñas de hasta 4 años quienes sufren los accidentes en mayor medida ya que, evidentemente, son los más vulnerables.
Si eres padre o madre, procura nunca dejar a tus hijos sin vigilancia de al menos un adulto responsable, para evitar posibles desgracias.
No olvides que la prevención eficaz de accidentes es posible y más aún, necesaria. Nada es lo bastante seguro para el cuidado de los más pequeños. Compártelo.