La dramática y cruenta pandemia de coronavirus nos impactó a todos, niños, jóvenes, adultos y ancianos. La separación de nuestros seres queridos ha afectado, anímicamente, tanto a los más pequeños como a los mayores. El drama de los nietos sin sus abuelos, es el mismo para los abuelos sin sus nietos.
Ayden Lusher, echaba mucho de menos a sus abuelitos desde su casa en Kentucky, Estados Unidos. Hacía meses que los extrañaba, siempre acostumbrado a la calidez de sus arrugados, pero amorosos brazos. Nunca se imaginó que una pandemia los separaría, se habían mudado recientemente muy lejos de su nieto, al estado de la Florida.
Debido a esta intempestiva calamidad, la familia quedó aislada y se hizo cada vez más difícil el contacto. Meses después, y con la reapertura de los vuelos locales, los abuelos, sintiéndose extrañados y extrañando a su pequeño Ayden, decidieron volar hasta Kentucky para darle una hermosa sorpresa.
Al arribar a su destino, tocaron la puerta de su amado nieto, finalmente, después de tanto tiempo de ausencia. Estaban realmente emocionados, pero la mayor alegría brotó del niño quien, al ver sus más queridos seres en el mundo corrió a sus brazos. Aún incrédulo por tanta belleza encarnada en las miradas de su abuelo y de su abuela.
Por supuesto, esta escena captada y pintada de pura ternura por Erica, la madre de Ayden, se coló en las redes sociales. Ha tocado a cientos de corazones, que dieron la bienvenida a este milagroso reencuentro de amores, bañados por las lágrimas de quienes de veras saben amar y se saben amados y requeridos.
“De hecho, yo misma estaba llorando mientras grababa el video. No esperaba la reacción de mi hijo, así que realmente me conmovió”, dijo Erica.
Después de que Ayden y sus abuelos pudieron finalmente abrazarse con fuerza de nuevo, Erica dejó que su hijo se pasara unas merecidas vacaciones con ellos en el hotel donde se hospedaron mientras fueron a buscarlo.
“Estaban felices de verse después de tanto tiempo. Ayden ama sus abuelos con locura, y ellos a él. No pueden soportar estar separados”, añadió la madre de Ayden.
El confinamiento no solo obligó a proteger a los mayores, por tratarse de un grupo de alto riesgo de contagio y con más tasa de mortalidad. También dio pie a una serie de medidas de distanciamiento social que afectó de manera muy especial a la relación entre los abuelitos y los pequeños de la familia.
Separaciones fortuitas, inesperadas, tristes, pero, por fortuna, algunas como esta con final feliz. Ver esta publicación nos emociona el alma, nos enciende el espíritu del más profundo entusiasmo por la vida, por la nuestra y por la de nuestros seres más apreciados y queridos.
La pausa obligada por el coronavirus nos sirve para corroborar que los padres de nuestros padres, con sus discrepancias y sincronías, son la parte más humana de la intendencia familiar. Tienen un lugar protagonista en la infancia de nuestros hijos, y hoy, nos hacen más falta que nunca.
No te vayas sin compartir este reencuentro que conmueve a todos y nos recuerda el valor de los abrazos de quienes más queremos.