Alguna vez te has puesto a pensar en el gran poder que tiene mirar a alguien a los ojos y trasmitirle tanto amor sin ni siquiera ser tocado. La verdad es que pocas veces nos detenemos a mirar a alguien desde lo más profundo de nuestro ser, y si lo hacemos, es con aquellas personas con quienes tenemos más cercanía y un sentimiento profundo.
Sin embargo, hay quienes creen firmemente que los ojos son la ventana del alma, que una simple mirada puede decirte mucho más de lo que en ocasiones con palabras no podemos decir.
La madre y sus hijos son de Simsbury, Connecticut- Estados Unidos.
Algo que recientemente Suzanne Eileen aprendió en compañía de sus hijos. Eileen es una de esas personas que disfrutan compartir con los demás y expresar su agradecimiento teniendo contacto directo con los demás, un abrazo, una palmada en la espalda, o reposar el brazo en el hombro del otro, son tan solo algunas de las acciones que hace con frecuencia con todas aquellas personas con quien trata o acaba de conocer.
Eileen fue al Great Wolf Lodge por lo que ella considera “una escapada muy necesaria”.
Las acciones que eran parte del día a día de esta mujer se han visto limitadas debido al brote del COVID-19 donde lo acertado es mantener un metro y medio de distancia si estás con otras personas.
Para Eileen la conexión humana es muy importante, pero actualmente vivir en un mundo en el que no puede practicarla le resulta muy triste y preocupante.
Pero ha aprendido que hay otros medios donde sin tener contacto físico puedes hacer sentir igual de especial a la otra persona.
La madre de tres hijos comenta que le encanta tener contacto con los extraños sin pensarlo dos veces.
Hace poco iba camino al Great Wolf Lodge cuando poco antes de cruzar el puente George Washington se toparon con un vagabundo. En medio del tráfico y sin saber dónde estaba su billetera para poder darle algo de dinero al hombre desamparado, uno de sus hijos le preguntó a la madre si le darían dinero.
Después de todo, es lo que suelen hacer cuando ven a alguien en condición de calle. Aunque Eileen estaba muy estresada la respuesta de su hija la sorprendió:
Está bien, si no le vamos a dar dinero, tenemos que mirarlo a los ojos”.
Antes de la pandemia, una de sus hijas recibió en clases la visita de un grupo de personas que habían estado si hogar donde les hablaron sobre sus experiencias. Uno de los hombres les dijo a la clase que lo mejor que puede hacer alguien cuando ve a una persona de la calle es mirarlos a los ojos.
Explicó que muchas personas evitan hacer contacto visual, haciéndolos sentir como un animal cuando la gente no lo miraba, pero cuando alguien lo hacía, le recodaba que era humano.
La madre y sus hijos no ayudaron económicamente al hombre de la calle pero a través de la mirada le trasmitieron toda su bondad.
Desde entonces, Eileen comprendió que no se le puede poner precio a la conexión humana.
Si bien estamos atravesando por una situación donde lo mejor es mantener la distancia, todavía tenemos el contacto visual. Al respecto la madre comenta:
Como ese hombre le dijo a mi hija en su clase, el contacto visual puede generar conexión, calidez y amor, así que no subestimes el poder de tus hermosos ojos. Usen sus ojos amigos. Haz contacto intencional con tantas personas como puedas todos los días y cuando tu boca este cubierta, sonríe con tu mirada”.
Estamos seguros que pronto volveremos a abrazarnos y compartir con la misma confianza antes de que nos sintiéramos vulnerables por un diminuto pero letal virus.
Por ahora, recuerda mirar con amor y bondad a todos los que te rodean, incluso aquellos que se sientan aislados por nuestra sociedad.
Una mirada de amor puede cambiarle el día alguien. Sonríe con la mirada y aprendamos a trasmitir lo mejor de nuestro ser a través de nuestros ojos. ¡Comparte!