En los momentos difíciles es cuando más necesitamos una luz de esperanza que nos de las fuerzas para seguir adelante. Y un paciente oncológico en Brasil vivió una maravillosa experiencia, justo en el instante en que le hacían una ecografía a su esposa, el bebé dentro del vientre le dio una señal que lo dejó sorprendido y esperanzado.
Felipe soñaba con convertirse en padre
Felipe Moreira dos Santos es un hombre de 32 años que vive con su esposa en Guarujá, una ciudad costera cerca de Sao Paulo, Brasil. Hace nueve meses fue sometido a una intervención quirúrgica de emergencia para extraerle un tumor maligno de 20 cmen su riñón izquierdo. Estaba triste porque su mayor deseo era ser padre y con la enfermedad temía no poder lograrlo.
“Antes de la cirugía, le pedí a Dios que no me llevara, porque mi sueño es ser padre. Un mes después de la cirugía, mi esposa quedó embarazada y yo voy a ser padre”, dijo el hombre.
Felipe estaba feliz con la noticia, solo deseaba disfrutar de su hijo cuando lo pudiera tener en brazos. Pero al hacerse un nuevo examen se dieron cuenta de que esta vez tenía un tumor nuevo en el riñón, así que de inmediato comenzó con otro proceso de quimioterapias.
Sus entradas y salidas del hospital le impedían acompañar a su esposa a los chequeos prenatales. Por eso puso todo su empeño, para no perderse el más reciente. Ese día la acompañó con mucha alegría y entusiasmo para ver la imagen de David, así llamarían al hijito, la ilusión embargaba su corazón.
Una vez en el consultorio, mientras el médico monitoreaba el vientre materno para ver la imagen del bebé, Felipe veía con admiración y orgullo como se movía su pequeño, pero lo que más los sorprendió fue el instante en que les hizo una señal con su pequeña manita.
“No podía creerlo, pero incluso el médico dijo: ‘Mira, hizo el símbolo de la victoria con la mano”. Voy a la ecografía y hay una señal como esta; parece que es para que mi fe aumente. Me da más fuerza para superar el cáncer. Sin duda, fue algo divino”, dijo el feliz padre.
Estaba muy contento de haber ido porque de lo contrario no habría podido disfrutar la emoción del mágico momento, y estaba convencido de que se trataba de un mensaje divino, de un aliciente para seguir optimista y luchando para vencer el cáncer.
«Esto es para asegurarse de que voy a vencer a la enfermedad. Si no hubiera ido, no lo habría visto, porque mi mujer no podía grabarlo”, aseguró Felipe.
A partir de ese mágico instante, Felipe siente más fuerzas y deseos de vivir, su hijo que aun no nace le dio el impulso que tanto necesitaba, ahora solo piensa en recuperarse y que llegue el día de poder verlo a los ojos y darle todo ese inmenso amor que siente por él desde el día que supo que venía.
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