El baile padre e hija es un evento tradicional que se realiza en varias escuelas, sobre todo en Estados Unidos, para celebrar ese nexo tan especial que existe un padre de familia y su pequeña.
Para muchos se trata del momento más esperado del año, pero en ocasiones puede convertirse en una ocasión agridulce. Hay situaciones en donde las niñas no cuentan con la presencia de sus padres.
La pequeña vive en Arkansas, Estados Unidos.
Puede que algunas niñas nunca lo hayan conocido, no tengan una buena relación o hayan tenido que decirle adiós en medio de una inesperadatragedia. Por suerte, alguien de la Escuela Primaria supo exactamente lo que tenía que hacer.
Avey está cursando el segundo grado.
Nicol Harvey es un policía que trabaja desde hace muchos en la escuela velando por la seguridad de todos. Para él, este baile era motivo de mucho alegría.
Es padre de tres niñas y con cada una de sus hijas aprovechó la ocasión para bailar y lucir sus mejores trajes. Ahora que sus hijas se encuentran demasiado grandes para querer asistir al baile, Nicol comenzó a sentirse algo nostálgico.
“Sé que no es mi hija pero un par de horas sentí que lo era. Merecía poder celebrar el baile”.
Fue entonces cuando su jefe le dio una sugerencia que resultó maravillosa. El oficial ofrecería su ayuda para integrar a algunas niñas de la escuela que no pudiesen asistir con sus padres al baile.
“Me compré una nueva corbata para combinar con el traje de Avey. También le compré un ramillete”.
Normalmente, aquellas niñas que no cuentan con la compañía de sus papás se niegan a asistir al evento, pero esta vez tendrían una opción. Avey Cox es una pequeña cuyo padre perdió la vida a principios de año. Se trató de un momento realmente duro para ella y toda su familia.
«Avey quería ir al baile, pero no tenía con quién»
Sin embargo, su madre no quería que se sintiera excluida en la noche de este baile. La administración de la escuela se encargó de los detalles y la familia quedó encantada con la idea.
“Cada vez que la pequeña me veía en la escuela, me recordaba cuántos días faltaban para la noche del baile”.
Nicol pensó que no volvería a celebrar esta ocasión, especialmente de una manera tan única como era el caso de la pequeña Avey. Era una situación difícil, pero Nicol se las ingenió para hacerla sonreír y bailar durante toda la fiesta.
El resultado fue muy bonito. Avey pudo compartir con el oficial de la Escuela y el resto de sus compañeritas.
“Avey se sintió por las nubes. Dice que es su mejor amigo y que fue la mejor noche”.
Después del gran evento, varios padres e hijas los invitaron a comer helados y a comer pizza. Resultó un noche inolvidable.
Los momentos en los que los niños se sienten queridos y especiales no tienen precio, y son los que más atesoran en su corazón.