Los profesores tienen una labor loable desde todo punto de vista, y los de educación física no escapan de ello. Tratar de hacer la práctica del deporte lo más inclusiva posible debe ser el norte.
Es la concepción de un docente en Brasil que sorprendió, al hacer participar en un juego de fútbol a un niño con impedimento físico para caminar.
En cierta ocasión Reimackler Graboski, un diseñador gráfico que estaba en el balcón de su departamento en un edificio en Curitiba, vio una escena que lo conmovió sobremanera.
Se trata del maestro de educación física, Rogério Veigade 34 años que trabaja en la escuela municipal Sidônio Muralha, y un grupo de alumnos que asistían a su clase.
Graboski se dio cuenta de que un niño estaba aislado del juego y quiso grabar en un vídeo el triste momento. Cuando fue por su cámara y volvió, el panorama había cambiado totalmente.
«Cuando fui a buscar el teléfono para grabar la triste escena, estaba sucediendo algo muy emocionante. El maestro fue por el niño y lo hizo participar en el juego«, dijo el hombre.
En el fragor del partido tenían que cobrar un penal, y el maestro miró a su alumno Rikelmy Trevisan, de 7 años que estaba alejado del juego y quería hacerlo participar.
Rikelmy nació con mielomeningocele, una malformación de la columna vertebral, que le impide caminar por lo que está en una silla de ruedas.
Pero el considerado docente lo llamó para que formara parte del equipo, y le dio el honor de cobrar el penal.
El nuevo jugador no cabía en su emoción, estaba feliz de que le hayan permitido jugar a pesar de su condición. Y cuando recibió el balón de manos de su maestro,se colocó en una esquina, cuadró y al lanzar logró un aplaudido gol.
Anna Souza, una vendedora de 29 años es la madre de Rikelmy, estaba complacida con el gesto del docente, y por la felicidad de su niño. Le gusta mucho verlo compartir actividades con los demás.
«Vi y pensé que el gesto del profesor con Rikelmy era muy hermoso”, comentó la madre.
Es tan conmovedor e inspirador saber de acuerdo a la opinión materna, que, al niño no le gusta perderse las clases de su maestro de educación física.
“A mi hijo realmente le gustan sus clases. Cuando llega el viernes, que es el día de la educación física, siempre se despierta dispuesto a ir a la escuela y dice ‘Mamá, No me lo puedo perder’”, aseguró la mujer.
Una gran lección para todos, muchas veces a pesar de que estamos sanos y completos físicamente, nos solemos quejar por nimiedades, dejando de darle valor a las cosas realmente importantes.
¡Bravo por la madre de Rikelmy que ha sabido inspirar a su hijo el amor por la vida y una pasión que le haga sentirse vivo!
Comparte esta hermosa historia con tus amigos, y que este maravilloso ejemplo de inclusión y solidaridad, haga eco en la vida de cada uno de nosotros.