Aprender a valorar el trabajo de las personas que nos rodean es una forma de crear y fortalecer los lazos de nuestra comunidad, y un ejercicio de humildad que todos deberíamos practicar.
Sin embargo, por desgracia, no todos somos conscientes de lo que significa el esfuerzo ajeno. Smithson Michael, sabe lo que es ganarse el pan diario con el sudor de su frente. Reside en los Estados Unidos y trabaja como repartidor en la compañía de traslados de alimentos Uber Eats.
En su última jornada, tuvo que conducir durante una hora para llevar a un cliente una comida. Al llegar a su destino y entregar el paquete en la puerta, recibió tan solo un dólar de propina, cifra que ni siquiera cubre lo que gastó en gasolina.
Fue tanta su frustración e indignación, que Michael no pudo evitar romper en llanto por lo que consideró una falta de empatía y de respeto por parte de quien hizo el pedido.
El incidente fue captado en un vídeo que ya se esparce como la pólvora en todas las plataformas digitales del planeta. Y es que, no es para menos. Smithson Michael es un simple asalariado quien no gana lo suficiente, comparado con lo pesado que resulta a veces ser un repartidor de alimentos.
“Ojalá la gente supiera lo que es entregar para Uber Eats, Postmates, DoorDash, todas estas empresas, ¿les haría daño darnos una propina de 100 pesos?”, dijo Michael.
Después de hacer su declaración, grabó en vídeo unas imágenes para que la gente sepa lo duro y el desgaste mental y físico que ocasiona su trabajo. Afirmó que tampoco cuenta con una casa propia, y ya se ha retrasado 4 meses con el pago del automóvil que utiliza como herramienta de trabajo.
La publicación de Smithson Michael, conmovió a las redes sociales. Se lo ve sumamente triste y con los ojos bañados en lágrimas. Se siente desesperado, ya que, de seguir así, según dice no habrá forma en la que pueda sobrevivir.
“Eso ni siquiera es suficiente para cubrir el gas. ¿Cómo se supone que voy a sobrevivir así?”, añadió el repartidor.
No obstante, los comentarios emitidos por los usuarios estuvieron bastante divididos. Hubo algunos quienes se sintieron identificados con el caso de Michael y se solidarizaron con él, solicitando a la colectividad ser más empáticos con el prójimo. Otros, sencillamente lo criticaron.
Por su parte, la compañía Uber Eats informó que no ha podido identificar a la persona quien le dio la miserable propina al repartidor de comida, y publicó un enlace para obtener más información sobre cómo funcionan las tarifas.
Definitivamente, son las empresas las encargadas de ofrecer un salario digno a sus empleados, no los clientes. Pero, esta actitud poco empática hacia el esfuerzo ajeno, no solo es nociva para los demás, sino también para nosotros mismos.
Sé consciente de que hay una cadena enorme de personas involucradas en hasta el más mínimo servicio que recibes. Piensa que, de igual modo, para que un producto llegue a tus manos es necesario el trabajo de cientos de personas.
Es importante valorar el trabajo de los demás y reconocer el esfuerzo de aquellas personas que dependen de las propinas para compensar su salario. Comparte este caso que ha conmovido a miles de personas.