Día tras día, nos enteramos de las historias de hombres o mujeres admirables que, con mucha fuerza y buena actitud, viven su vida al máximo, demostrándonos que una discapacidad no tiene por qué condenar a nadie al aislamiento. Sin lugar a duda, son un gran ejemplo a seguir y deberían ser siempre respetados y estimados por el resto de las personas.
No obstante, hay quienes no tienen más que desprecio para ofrecer y son tan insensibles, que poco les importa hacer daño, incluso disfrutan denigrando a las personas que no tienen las mismas posibilidades que ellos. Lamentablemente, ese es el caso de un conductor de Uber que se negó a llevar a una cliente discapacitada alegando que la mujer estaba ebria.
Clare Brown, de 33 años y madre de 2 hermosas niñas, había salido en compañía de su esposo a un karaoke bar. Según ellos mismos cuentan, la noche había transcurrido con total tranquilidad y se sentían muy felices luego de haberse divertido un montón con sus amigos más cercanos.
Pero cuando llegó la hora de volver a casa, las risas se tornaron rápidamente en amargas lágrimas. Clare, de Sussex, Inglaterra, a quien le amputaron ambas piernas en su adolescencia, nunca consiguió montarse en el taxi de Uber que había solicitado. Esto debido a que el chofer, sin siquiera detenerse a escuchar las palabras de su esposo, asumió que el paso vacilante de la mujer se debía a la embriaguez y arrancó a toda velocidad.
Lo que el chofer no sabía es que el motivo por el que Clare camina con tanta dificultad es que cuando tenía apenas 17 años contrajo una severa meningitis que la llevó a estar en coma inducido durante 6 largos meses, tiempo durante el cual también sufrió un derrame en todo el lado izquierdo del cuerpo y una hemorragia cerebral.
«Los médicos consideraban la opción de desconectarme al soporte vital, pero, finalmente, decidieron amputarme las dos piernas».
Claro que el chofer no tenía por qué estar al tanto de las circunstancias de Clare, sin embargo, su esposo sí intentó explicarle al taxista de Uber que necesitaba que se orillara un poco más a la acera para que su mujer, quien es discapacitada, pudiera entrar al auto con mayor facilidad.
Pero el chofer ya había sacado sus propias conclusiones: solo con verla caminando a la distancia le bastó para determinar que estaba borracha y que no la quería en su auto. El esposo y los amigos de Clare intentaron defenderla, a lo que el despreciable hombre respondió gritando «¡jod*****! y acelerando a toda velocidad.
«Casi atropelló a mi esposo cuando aceleró a 100 km por hora», recuerda la afligida Clare.
«Ya en ese punto yo estaba hecha lágrimas. Por supuesto que no estaba ebria. Tengo discapacidades, lo que quiere decir que estoy constantemente mareada y, debido al derrame, también tengo dificultades para hablar», explica Clare, quien después del accidente encuentra insoportable la simple idea de volver a tomar un taxi.
Asimismo, la indignada mujer aclara que tampoco pudo apresurarse para llegar al taxi porque tiene cicatrices en los pulmones.
Al respecto, un vocero de Uber declaró: «Uber no tolera ninguna forma de discriminación por parte de los conductores que utilizan la aplicación. Por esta razón, nos tomamos muy en serio las acusaciones de este tipo. Actualmente, estamos realizando investigaciones y, por política de la empresa, le pedimos a los conductores que se abstengan de usar la aplicación mientras lo hacemos».
Clare no tenía por qué pasar por una situación tan desagradable. Es importante recordar que sacar conclusiones apresuradas podría causarle mucho, mucho daño a otras persona. ¡Riega la voz y comparte esta noticia!