Para la amistad no hay límites de edad, profesión o condiciones sociales, simplemente hay que conectar en ciertos aspectos para que entre dos personas puedan sintonizar. Y, ¡Vaya que se han visto amigos bastante peculiares!
Hace algunos meses un gesto de solidaridad de parte de un oficial conmovió a todos en las redes, se trataba de un uniformado en Brasil que compartió toda la tarde junto a un pequeño desconocido.
Un niño aparentemente sin supervisión de ningún adulto se cruzó por la vida del uniformado y éste no pudo contener sus ganas de protegerlo
Durante toda una tarde el chico y el oficial compartieron pláticas divertidas, una paleta y hasta un sándwich. La historia fue contada por un testigo anónimo que no pudo contener su sorpresa y decidió relatar lo sucedido en redes sociales, acompañando el escrito con una emblemática imagen.
El evento ocurrió a mediados de noviembre en el municipio de Araranguá en Santa Catarina, Brasil, donde se llevaba a cabo la primera vuelta de unas elecciones. De hecho, el oficial se encontraba custodiando uno de los centros de votación, se trataba de la escuela Bernardino Sena Campos.
Según el vecino que presenció el surgimiento de la curiosa amistad, el niño se acercó al oficial alrededor de la 1:00 pm y no fue hasta las 5 de la tarde que se marchó.
Por un lapso de 4 horas el pequeño regaló un momento de alegría al uniformado, pues este último no paraba de sonreír pese a la seriedad que debe transmitir durante el cumplimiento de su labor.
El niño desconocido lo contagió de su alegría y el hombre en agradecimiento le ofreció un sándwich, posteriormente le compró agua, jugo y hasta una paleta de helado al menor para ayudarlo a soportar el calor de esa tarde.
El vecino reconoció al pequeño como parte de su comunidad y se extrañó de que estuviese solo en el lugar, por ese motivo se mantuvo atento a sus movimientos, pero todo su nerviosismo fue mitigado con la presencia del oficial.
Aunque al vecino le era imposible escuchar de qué hablaban ese hombre y el pequeño, ambos parecían estar unidos por una gran amistad.
El niño estaba sentado en la acera y el oficial de pie vigilando a los votantes y el desarrollo de las elecciones en la escuela.
Al final de la tarde el pequeño se marchó y el vecino se sintió agradecido por la amabilidad que ese uniformado desconocido había demostrado en su jornada. En ningún momento el sujeto perdió la paciencia por el pequeño, al contrario, lo entretuvo hasta que su representante se acercó al lugar.
Aunque se desconozca su identidad, es inevitable agradecer a los oficiales que cumplen tan amablemente con su trabajo. Comparte esta historia e inspira a los uniformados a hacer siempre el bien.