No hay dolor más grande para una madre que perder a un hijo, una pérdida irremplazable que las deja con un vacío tan grande que a veces sienten que su corazón se carcome poco a poco de tanto dolor.
Lamentablemente, son muchas las madres que han perdido a sus hijos debido a la actual pandemia, todos hemos sido testigos de los infortunios que padece algún familiar, amigo, vecino, o simplemente, sentimos el dolor de todos lo que han perdido un ser querido por COVID-19 a través de las noticias.
La abuelita perdió lo que más amaba y quedó completamente sola.
Yolanda Hernández es una de esas personas a las que le ha tocado que endurecer su corazón sin perder la ternura del alma tras perder a sus dos hijas, su esposo y su yerno después de que se contagiaran de COVID-19.
Es difícil imaginar el dolor que ha sentido esta mujer de 75 años tras perder lo que más amaba en cuestión de meses. Esta es la dura historia de Yolanda, una abuelita mexicana que atravesó el dolor más grande de su vida y le ha tocado ingeniársela para poder sobrevivir.
El tejido fue su única alternativa.
Completamente sola y sin los recursos para poder costear sus gastos, se refugió en lo único que sabe hacer para ganar dinero: tejer.
La abuelita de 75 años no vio limitaciones aún y cuando sufre de Parkinson, solo quiere la oportunidad de poder sobrevivir. Para ello, buscó cerámicas del Niño Jesús y empezó a tejerles adorables trajes, algunos tienen abrigos, guantes y hasta cubrebocas.
Sus creaciones se han hecho muy populares.
Esta noble abuelita se encomendó a Dios para poder asimilar el dolor de su familia ausente. Al respecto comentó:
“Ahora mi pena más grande son esas hijas que se fueron y que no pude despedirme de ellas, porque murieron de COVID-19. Sigo echándole ganas.
Nunca pensé que mis hijas se fueran tan rápido y que no pude abrazarlas ni nada. Ese es para mí el dolor más grande”.
A través del tejido, Yolanda ha encontrado el mejor refugio y consuelo para asimilar tanto sufrimiento. Pasa sus días tejiendo y publicando en su cuenta de Facebook sus hermosas creaciones.
Afortunadamente, su historia y trabajo se ha dado a conocer y muchas personas se han manifestado para ayudarla.
“Agradezco sus mensajes y sus bendiciones a mi edad es muy bonito sentir cuanta gente buena de buen corazón tan lejos me ha mandado saludos, nunca me imaginé vivir esto. Gracias y Dios los bendiga”.
Esta abuelita insiste en que la mejor ayuda económica que puede recibir es que le compren sus trajes, no se siente cómoda recibiendo dinero sin trabajar por ello.
Sin duda, un gran ejemplo de honradez y valentía. Estamos seguros de que desde el cielo tiene un par de ángeles especiales que la cuidan en todo momento.
Ante una muerte inesperada solo nos queda orar por el eterno descanso de esa persona y pedir fortaleza para sus familiares. Muchos han perdido la batalla, otros, siguen dando todo para salir victoriosos.
Por favor, no nos descuidemos y apoyemos aquellos que en medio de tanto dolor solo quieren sobrevivir. ¡Comparte!