Desde hace siglos atrás que la expansión de las ciudades se ha visto como un síntoma de avance social. Por ese motivo, siempre que se presenta un nuevo proyecto de urbanismo este es aceptado de buena manera por todos los ciudadanos.
Sin embargo, la situación se torna bastante diferente manera cuando dicho proyecto no cumple con los requerimientos ambientales para ser llevado acabo.
La protección del medioambiente también es síntoma de civilidad y esto es lo que una abuelita en Chile desea hacerle comprender a los ingenieros de una constructora.
Con su carácter férreo y su gran voluntad, una anciana de 80 años protagoniza una batalla campal contra los hombres encargados de talar un árbol para llevar a cabo un proyecto de embellecimiento de la ciudad.
En Talcahuano, Chile, la abuelita se apersonó al lugar y abrazó como pudo el tronco del apreciado árbol para que los obreros no pudiesen llevar a cabo su trabajo. Cuando la anciana vio acercarse las maquinarias que comenzarían con la labor, se interpuso ante ellas y los empleados debieron frenar el propósito.
Durante más de 3 años la mujer se ha rehusado a la tala de su amado árbol de albaricoque, también conocido como “árbol corcho”. La gente no comprende la lucha de esta anciana, pero sin duda está dando un ejemplo de civilidad.
En un mundo en el que el calentamiento global deja cada día más estragos dentro del planeta, la conservación de los árboles se vuelve un asunto vital. Sin embargo, muchos gobiernos y grandes empresarios no comprenden tal asunto, dejando de lado el bienestar común para enfocarse en intereses individuales.
El alcalde del municipio planea pavimentar el espacio en el que se encuentra el árbol, así como agregar nuevas luminarias en la zona. Todo esto como parte de un proyecto de embellecimiento de la ciudad, pero poco le importa a la anciana la luz eléctrica si para ello debe sacrificarse el frondoso árbol de albarcoque.
Aunque el proyecto lleva años en planos, la renuencia de esta abuelita y otros vecinos han hecho frenar la obra una y otra vez. Hace un par de semanas, un nuevo episodio se presentó y la dama no pudo hacer más que tirarse nuevamente a la calle para abrazar al árbol.
Esta especie en cuestión es un tipo de árbol en peligro de extinción, lo cual le agrega más valor a su existencia en ese lugar y ha estado allí por más de 50 años. Sin embargo, la Municipalidad Talcahuano se excusa argumentando que la señora no puso ninguna objeción los años previos en que el proyecto se encontraba en discusión.
En la página de Facebook de Renaciendo Talcahuano informaron que finalmente habían logrado establecer un acuerdo con el alcalde Henry Ramos para trasladar el árbol a un vivero forestal. Gracias a las redes y al apoyo recibido se logró el objetivo de la adorable abuela y el que muchos respaldamos.
“Este árbol… será llevado a un vivero municipal. Donde ya están preparando el lugar en el que será reubicado”, escribieron.
Un ilustrador compartió una imagen dedicada a la abuelita que impidió que talaran el árbol que tanto quería.
Asimismo, se comprometieron a hacer un seguimiento del proceso para garantizar que se cumpla lo prometido. El alcalde aseguró que el vivero municipal al que trasladarán el árbol tiene más de 100 especies distintas de vegetación.
El árbol al que se aferró la abuelita que ha conmovido las redes está entre los ocho árboles que producen más oxígeno en todo el mundo. Ella ha recibido numerosas muestras de apoyo de quienes admiran su valentía para defender un bien que considera extremadamente valioso.
Sin duda, ella es un ejemplo para todos. Ojalá que con la misma gallardía que demostró podamos defender los derechos de los más vulnerables y proteger nuestro planeta.