Darya Kadochnikova, es una mujer rusa de 19 años que tenía planeado el nacimiento de su hija a través de un parto natural en un hospital público. Pero los médicos le recomendaron que se sometiera a una cesárea porque el bebé había cambiado de posición y era el procedimiento más seguro.
A la paciente le administraron la anestesia a través de la inyección epidural, y como no funcionó la anestesiaron por vía intravenosa. Pudo sentir cuando comenzaron a hacer la incisión.
Cuando Darya se despertó notó que su bebé tenía una cicatriz en el rostro, se quedó desconcertada al ver la lesión de su pequeña bebé.
La niña tenía un corte al lado de su nariz, debajo de su ojo derecho. De acuerdo con la información de los médicos, la bebé se movió demasiado y por eso la cortaron por accidente. “La niña no debió haberse movido tanto”, aseguró uno de los doctores que atendió el procedimiento quirúrgico.
Según los informes médicos, la madre sufrió fiebre alta después de la cesárea, fue sometida a un tratamiento con antibióticos ante sus síntomas.
Darya está horrorizada desde que vio el rostro de su pequeña y supo que los médicos habían cortado su piel con un bisturí.
Nada podrá remediar el daño que le causaron ni sacar de la mente de la madre los riesgos que tuvo su hija tan vulnerable en caso de haber sufrido una lesión más grave en su rostro.
No es la primera vez que ocurre un caso similar, Emma Edwarks, denunció que su hija Karmen tiene una cicatriz de casi 4 centímetros porque un cirujano cortó por accidente la cabeza de la bebé durante la cesárea.
La niña tiene una cicatriz notoria porque los médicos demoraron 24 horas en coser la herida.
Karmen tiene una marca entre el ojo y la oreja como resultado de un error médico que las autoridades están investigando. Presuntamente, al doctor encargado de hacer la incisión no le dijeron que Emma estaba en trabajo de parto cuando le hicieron la cesárea.
Emma sufre severos traumas desde el incidente ocurrido en el Hospital Raigmore en Inverness el 16 de junio del año pasado.
Ella se dirigió al lugar con su pareja George McPhee, de 26 años, era un jueves a las ocho de la mañana. Pero les hicieron esperar muchas horas alegando que atendían muchas urgencias.
“Las horas pasaban y pasaban. Aproximadamente a las cinco de la tarde, nos dijeron que me podrían atender ese día pero que sería la primera del día siguiente, nos quedamos durante la noche y hasta la media noche nadie vino a verme”, relató Emma.
Finalmente, el lunes estaba programada su cesárea, a las tres de la madrugada Emma rompió aguas y fue al hospital horas después.
“Cuanto entré, le dije a la matrona que mis aguas se habían roto a las 3 de la mañana y tenía mucho dolor, tenía contracciones, pero me atendieron”, agregó.
Después de la cesárea, a Karmen la trasladaron a la Unidad de Cuidados Especiales para bebés porque le habían cortado la cabeza.
“El cirujano me dijo que nadie le había avisado que había roto aguas y que estaba en trabajo de parto, pero revisé los informes médicos y sí estaba reseñado”, dijo Emma.
La herida de la bebé la cosieron el día siguiente porque no había un cirujano plástico disponible en el centro hospitalario.
Según el resultado de un reciente estudio, aproximadamente el 1,5% y el 1,9% de los bebés de mujeres que sometieron a cesáreas en el Reino Unido sufrieron cortes de bisturí por errores médicos.
Estos casos han causado conmoción entre muchas madres que desconocían este peligro tan grave. Comparte esta noticia.