En la cárcel de mujeres de Talavera Bruce, en Río de Janeiro las reclusas se despojaron de sus uniformes para lucir vestidos de gala y participar en un concurso de belleza.
Ellas fueron peinadas y maquilladas antes de que el suelo del penal se convirtiera en una pasarela por la desfilarían en tacones ante un jurado que definiría su calificación por su belleza, atributos y personalidad.
En el evento participaron 150 reclusas y asistieron sus familiares a la sede del penal en el barrio de Bangú, en la zona oeste de Río de Janeiro.
Según explicó Janaina Fernandes, directora del centro penitenciario, el objetivo del concurso era “Reconstruir el autoestima de las internas”.
Michelle Rangel tiene 28 años y fue condenada por tráfico de drogas, aseguró que: “En este momento no siento que estoy en prisión. Mi alma está libre”, refiriéndose al momento del concurso.
Ella fue la ganadora del certamen de belleza el año pasado. Mientras que este año, la corona la ganó Mayana Rosa, una mujer que fue condenada a 45 años de cárcel por pertenecer a una banda que asaltaba y robaba camiones de carga.
Después de ganar el concurso expresó: “Estoy feliz, vi a mi familia y gané la banda de campeona”.
La celebración de este certamen llamó la atención de muchos medios de comunicación, por lo curioso del contexto en el que se realizaría un concurso de belleza pero uno de los aspectos más asombrosos fue el curioso premio que ofrecieron.
La ganadora obtendría como premio un ventilador, un galardón que resulta muy útil en la cárcel porque hace mucho calor y hay mucha plaga de mosquitos.
En el centro penitenciario hay 450 internas, una ONG y una iglesia evangélica han unido sus esfuerzos para celebrar el evento donando ropa para las internas y aportando maquilladores y profesionales de peluquería para los preparativos.
El concurso se llamó “Miss Talavarea Bruce” y antes de comenzar el magno evento, convocaron a las internas, pasando una lista para apuntar quién estaba interesada en participar.
Después, estudiarían la conducta de cada una y seleccionarían quién podría ser candidata, de las 450 internas que hay en la cárcel solo 150 aceptaron concursar.
El jurado eligió a diez finalistas, todas las aspirantes estaban nerviosas y ansiosas por ganar el premio que alguna presumía que era un televisor.
Mientras que otras lo tomaban como una oportunidad de tomar aire y hacer algo diferente: “No pienso en ganar, cualquier cosa que nos saque un poco de aquí dentro ya sirve”, comentó Mayana Rosa de 26 años.
Cuando comenzó el desfile ellas pasaron por el pasillo central del retén, mientas que las reclusas que permanecían en sus celdas alrededor, gritaban frases de apoyo y piropos para las aspirantes.
Los familiares de las candidatas estaban presentes en el patio, y ellas aprovecharon para reunirse con ellos.
Finalmente, después de escoger a las diez aspirantes que clasificaban a la última etapa, eligieron a la acreedora del tercer lugar que ganaría un secador de cabello, y a la ganadora del segundo lugar que obtendría una plancha de cabello.
Después, anunciaron el nombre de la ganadora que buscó enseguida a su madre entre el público.
Valeria, madre de la ganadora, se sintió feliz con el triunfo de su hija aunque aseguró que no le agradaba que sus fotos se divulgarían en Internet. Pero para Mayana, hubo otro premio además del ventilador, podría ver a su madre un día más, ya que desde que permanece en la cárcel desde hace dos años y dos meses solo se ven los domingos durante tres horas.
Mayana es fisioterapeuta, y sueña con recuperar su libertad, no descarta participar en el concurso de belleza el año que viene.
“Si hacen de nuevo el concurso, espero participar. Esta vez engordé 5 kilos y espero perderlos para el año que viene, o estar bendecida y no estar aquí. Entonces dejaré la banda, que trae suerte, para otra persona”.
Durante un día, las reclusas se alejaron de la gris realidad de la cárcel para vivir una experiencia que jamás olvidarán. ¿Qué te parece? ¡No te vayas sin compartirlo!