En ocasiones los buenos gestos inspiran a otros a hacer el bien y ayudar a las personas que más lo necesitan. Así ha demostrado una bella historia sobre un pequeño obsequio que un hombre le hizo a un niño desconocido que vendía dulces en la calle, y cómo este acto terminó por transformarle la vida.
Nadie pensaría que un par de pantalones nuevos sería en principio de una nueva historia para Sidmar, un joven de 16 años que vendía dulces en la puerta de un restaurante hasta que conoció a un buen hombre.
Su nombre es Murilo Matos Mendonça, de 50 años, que vive Florianópolis, al Sur de Santa Catalina, Brasil. Un buen día este profesor universitario se topó con el vendedor ambulante Sidmar y tras una amena conversación supo la verdadera razón por la cual el niño vendía dulces.
Dijo que ya había visto un par de pantalones deportivos y que estaba ahorrando para comprarlos y poder ir a la escuela. Me despedí y le deseé buena suerte”, relató Murilo.
Ese mismo día el hombre se topó nuevamente con Sidmar en una tienda.
El chico estaba viendo pantalones pero salió del local con las manos vacías. La situación conmovió a Murilo quien es educador de profesión, así que decidió acercarse.
Le pregunté cuánto tenía y completé lo que faltaba, ya que no fue difícil calcular que pasaría el invierno y no habría podido reunir la cantidad requerida. Me dijo que no sabía cómo agradecerme. Le respondí que no había nada, absolutamente nada que agradecer”, recordó Murilo.
La conmovedora historia fue compartida por el maestro en sus redes sociales, quien además se tomó la molestia de comunicarse con la gerencia de la tienda en la que hizo la compra para explicar la situación de Sidmar.
Murilo pensó que quizás ellos podrían ayudar al joven con algo más de ropa.
Pero el gerente decidió impactar de forma diferente en su vida, pues le dio la oportunidad de conseguir un empleo con una justa remuneración.
Hola Murilo. Leí el correo electrónico con calma y atención, y realmente, me impresionó este acto generoso que hiciste, por el joven desconocido.
Creo que podemos difundir el amor en el mundo con simples gestos, eso sí que marca la diferencia en la vida de alguien”, respondió el equipo de servicio de la tienda Centauro.
El chico fue contratado por Centauro, en donde lo recibieron con globos un cartel de bienvenida y dos paquetes de regalo: uno del personal de la tienda Centauro do Beiramar Shopping y otro del personal de Centauro SAC en São Paulo.
Estos contenían el uniforme completo para que Sidmar pueda asistir a la escuela. Este joven vive en Palhoça, un municipio vecino, y se dedicaba a vender dulces de lunes a sábados para ayudar a su madre desempleada y a sus dos hermanitos menores.
Ahora, Sidmar no sólo podrá continuar con sus estudios, a través del programa de clases nocturnas EJA (Educación de jóvenes y adultos), sino que cuenta con un empleo estable y donde respetan sus derechos. El pequeño fue contratado mediante el programa de Young Apprentice, debido a su edad.
Comparte esta noticia y que otras personas vean cómo el pequeño gesto del maestro sirvió para lograr una impacto mayor en la vida de este niño ¡Hagámonos multiplicadores de las buenas acciones, todo cuenta!