No podemos negar que los hospitales son uno de esos lugares que nadie quiere visitar, incluso para algunas personas puede resultar aterrador, sobre todo para los más pequeños de la casa que siempre quieren tener a sus padres cerca para sentirse más seguros.
Para un niño en el hospital tener un padre cerca es la mayor fuente de consuelo, pero desafortunadamente, no siempre pueden estar ahí y mucho menos después de una intervención quirúrgica, donde dependiendo del caso deben estar aislados y en reposo absoluto.
La historia sucedió en UPMC Susquehanna Health.
Sin embargo, en el momento menos indicado aparecerá alguien que ayudará a los más pequeños a soportar tan inmenso dolor, y que mejor que una enfermera que se convertirá en el guardián.
Esto fue lo que pasó en el hospital de Williamsport, Pensilvania. Un niño llamado Slade Thompson, presentó fuertes problemas de salud tuvo que ser intervenido dos veces en poco tiempo.
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Su segunda operación fue aún más difícil, como parte del procedimiento los médicos cauterizaron sus adenoides, amígdalas y ambos lados de su nariz.
Al despertar de la anestesia estaba molesto y afligido, sentimiento que aumentó al darse cuenta que su madre no estaba con él. La enfermera del niño, Annie Hager, se dio cuenta que estaba llorando por lo que se acercó a él para intentar ayudarlo.
Lo consoló amorosamente mientras su madre no estaba.
Hager le explicó al niño que su madre no estaba ahí en ese momento pero que pronto estaría con él.
El niño sollozando y muy molestó le preguntó si podía acurrucarse entre sus brazos ya que su madre no estaba ahí, desde luego que la enfermera aceptó tan dulce invitación.
El niño después quiso darle las gracias de la manera más tierna posible.
Después de unos minutos la madre entró a la habitación y vio la conmovedora escena, la enfermera estaba consolando tiernamente a su hijo.
Su primera reacción fue tomar una fotografía que le permitiría recordar por siempre tan emotivo gesto. Aunque la madre estaba sorprendida con todo lo que hizo la enfermera, ella destaca que solo es parte de su trabajo. Al respecto Hager comenta:
No publico cosas muy a menudo, pero este pequeño me tocó el corazón, ¡y las hermosas palabras y acciones de su madre me han hecho llorar dos veces!”
Tras varios días de recuperación el niño fue dado de alta, pero Slade y su madre no podían olvidar lo que la enfermera había hecho por ellos, así que volvieron al hospital para agradecerle con un fuerte abrazo y un ramos de flores lo que su acción por muy pequeña que parezca fue muy significativa para ellos.
El pequeño Slade conservará este recuerdo como uno de los más bonitos.
Lo mejor de todo, es que ese día Hager no debía estar en el hospital pero la llamaron para que cubriera un turno.
Por poco, casi no logra ver a un niño que solo quería decir gracias. El pequeño está completamente sano y feliz de haber podido abrazar a su nueva mejor amiga.
En tiempos difíciles siempre llega alguien para darnos el abrazo que más necesitamos. No te quedes sin compartir esta emotiva historia en tus redes y regalemos abrazos que tanta esperanza nos brindan.