Un procedimiento quirúrgico es una experiencia que puede resultar traumática para cualquiera, los efectos de la anestesia y el dolor no son agradables. En el caso de los pacientes pediátricos, hay que sumar la ansiedad que produce separarse de sus cuidadores para dirigirse con temor a un sitio desconocido.
Las salas de operaciones suelen ser espacios fríos, grises y llenos de equipos médicos, los más pequeños solo cuentan con el apoyo del personal médico mientras estén lejos de sus padres.
Por eso es tan importante que estos estén comprometidos no solo con su salud sino con su bienestar emocional que influye directamente en las condiciones del organismo.
El gesto de esta enfermera con un pequeño que se sentía atemorizado tras salir de una cirugía ha emocionado al mundo. Shade Thompson, se sometió a dos operaciones en muy corto tiempo y tuvo que luchar contra el miedo, el sufrimiento y la ansiedad.
El pequeño presentaba problemas motrices, no podía caminar, solo daba pesos apoyando los dedos de sus pies con mucha dificultad. Los médicos de UPMC Susquehanna Health en Williamsport, Pensilvania recomendaron operarlo.
Shade se recuperó de la primera operación, tuvo que usar una silla de ruedas durante los siguientes dos meses. Después de eso, los médicos lo operaron de nuevo para cauterizar sus amígdalas, sus adenoides y ambos lados de su nariz.
Afortunadamente, todo salió bien, pero cuando el niño despertó no encontró a nadie a su lado. Se sintió aterrado y rompió en llanto.
Annie Hager, una enfermera, estaba ahí para ofrecerle consuelo y decirle que su familia le esperaba afuera. El niño le preguntó si podría acurrucarlo y ella no lo dudó, lo abrazó con mucho amor.
Justo en el momento en el que Annie lo consolaba su madre entró a la habitación y fue testigo de la emotiva escena, tomó una foto con su teléfono móvil y agradeció a la enfermera por su amor a través de las redes sociales.
La imagen generó miles de reacciones, “Este pequeño me tocó el corazón, y las hermosas palabras y gestos de su madre me han hecho llorar dos veces. Por eso AMO mi trabajo”, relató la enfermera.
Ese día a Annie no le correspondía trabajar, pero había un déficit de enfermeros y ella decidió asistir. El pequeño Shade le llevó flores a la amorosa enfermera cuando asistió a su control médico.
Muchos han expresado su admiración para esta enfermera que con sensibilidad y empatía le ofreció al niño lo que necesitaba en un momento tan difícil. Compártelo.