La maternidad subrogada es un tema polémico, en algunos países no es aceptado. Se produce cuando una mujer asume el embarazo de un bebé que, al nacer, se entrega a la persona o pareja con la que estableció el acuerdo. En el caso de una madre brasileña, el amor inmenso por su hijo la llevó a ofrecer su vientre para que lograra su sueño de ser padre.
Valdira y Marcelo, madre e hijo felices
Valdira das Neves es una mujer de 45 años que vive en Sao Paulo, Brasil. Es madre de Marcelo, su único hijo a quién adora.
Cuando Marcelo cumplió 18 años decidió sincerarse con su madre, le contó que era gay. Ella lo entendió y le dio todo el apoyo necesario, lo único que le interesaba era verlo feliz.
Cuando Marcelo cumplió 24 años, aunque no tenía pareja en ese momento le comentó a su madre que lo que más deseaba en el mundo era tener un hijo.
Casualmente, Valdira llevaba tiempo con el deseo de convertirse en madre nuevamente. Hacía cuatro años sufrió una pérdida espontánea, y los médicos le advirtieron que sólo tenía un 3% de posibilidades de quedar embarazada con sus propios óvulos.
Fue así como Marcelo le propuso que le prestara su vientre para que allí pudiera gestarse el tan deseado hijo que él quería y ella aceptó
El joven buscó información sobre las opciones que tenían, para que ella pudiera quedar embarazada, estaban conscientes de que su edad era un problema que debían tener en cuenta.
La opción era inseminar el esperma de Marcelo en un óvulo donado por una mujer joven y después colocarlo en el útero de Valdira.
El proceso se repitió tres veces, no fue sencillo, pero ellos estaban motivados y muy positivos.
«Hubo muchos momentos de angustia y situaciones de ansiedad y tristeza», dijo Marcelo.
Consideraba que escogió a la mejor persona para llevar en su vientre a sus hijos: su propia madre.
Valdira y Marcelo disfrutando su baby shower juntos
«Al ser mi madre, sé que lo está haciendo con el mayor amor que existe», agregó el joven padre.
Finalmente,el medico les informó que estaba embarazada, y que eran gemelos.
Valdira tuvo un embarazo sin complicaciones, y el 3 de septiembre trajo al mundo vía cesárea a dos hermosos gemelos: un niño, Noah; y una niña, María Flor.
Madre e hijo sienten haber alcanzado un gran sueño. El joven agradece la oportunidad que le dio su madre de tener a sus hijos en su vientre.
«Por mi orientación sexual jamás podría tener hijos de forma natural, sólo a través de un vientre solidario. Estoy muy feliz con mi decisión y sé que no podría haber sido de otra forma», aseguró el feliz padre.
¡Una familia bastante original!, abuela y madre, padre y hermano, pero eso sí, un hogar lleno de amor y comprensión.
Este caso ha dado mucho de qué hablar en las redes generando opiniones encontradas al respecto. Sin embargo, muchos aplauden el testimonio de igualdad y amor. ¡Compártelo!