Si el suelo se abriera y nos engullese cada vez que cometemos un error, seguramente no quedaría nadie sobre la faz de la tierra. Todos hemos pasado vergüenza más de una vez en nuestra vida, y sabemos cómo es ponerse rojo como un tomate cuando lo que realmente deseamos en esos momentos es ser invisibles. Lamentablemente, la realidad suele ser cruel y, en vez de ayudarnos, a veces nos remata.
Ya sea que te dejen con el saludo en el aire, te caigas de espaldas de una silla, o te expongas inconscientemente en una foto o vídeo. Viéndolo bien, no vale la pena preocuparse por cosas así, ya que los momentos embarazosos son parte de la vida y nos ocurren absolutamente a todos. No merece la pena pensar demasiado en ellos, y una vez que pasan es mejor simplemente reír.
¿Alguna vez le has enviado fotos embarazosas a un grupo de empleados del servicio de alfombras? Daniel Cain sí, y desde ese día la vergüenza la mantiene sumamente mortificada.
Daniel, la joven madre británica que accidentalmente envió unas fotos de su trasero bronceado a empleados del servicio de limpieza de alfombras, se ha ganado la simpatía y los corazones de los usuarios de las redes sociales gracias a su tremendo error.
Resulta que la joven, originaria de la ciudad de Wigan, en el Reino Unido, quiso hacer un pícaro regalito a su pareja actual mientras se bronceaba, enviándole unas imágenes de su parte inferior recién bronceada, pero en su lugar, las envió a los empleados de Carpets At Home, una tienda de pisos y alfombras que había estado visitando en esos días preguntando precios.
Al darse cuenta de su equivocación, la avergonzada mujer de 31 años reescribió a la empresa varias veces para tratar de enmendar el error.
“¡Oh, Dios mío! Sin querer le di a enviar a una foto de mi trasero bronceado, no lo puedo creer. ¡Lo siento muchísimo, me muero de la vergüenza!”, escribió a Carpets At Home Daniel.
Afortunadamente, la dama fue atendida por otra mujer en la empresa quien le pidió que no se preocupara por eso y que más bien le interesaba hablar sobre sus pisos y alfombras.
“No se preocupe, yo también soy mujer y le aseguro que las fotos permanecerán ocultas para los muchachos del equipo”, tranquilizó la empleada a la joven.
A partir de allí, la conversación entre la chica y la empleada de la tienda transcurrió normalmente, hablaron sobre alfombras y pisos hasta que Daniel fue sintiéndose más cómoda.
“Gracias a Dios por eso, Ja, Ja, Ja. Estaba muy mortificada y nerviosa”, confesó Daniel a la empleada, entrando en confianza.
Aunque se pueda considerar la vergüenza como una emoción completamente negativa (debido a la manera en la que nos hace sentir), realmente sirve como una función social importante cuando llega el momento de averiguar en quién confiar y con quién construir una relación.
Comparte esta historia con todos tus amigos. Si pasas por un momento desagradable o bochornoso, en lugar de distanciarte de todas las personas que te rodean, ten en cuenta que la capacidad de experimentar vergüenza es en realidad uno de los aspectos de ti que más te conecta con otros.