En los confines de la sucursal de una tienda reconocida en Estados Unidos, se encontraba un pobre pez sin ningún amigo, solo, triste y en un una condición no muy agradable. Pero gracias a lo más celestial, llegó alguien a su rescate.
Victoria Schild, quien fue a la tienda en busca de sus insumos, se topó con un pequeño pez beta mientras recorría los pasillos. El pez se encontraba en una pequeña taza de agua tibia, el cual tenía un aspecto enfermizo y pálido. Se encontraba abatido en el fondo de la pequeña pecera, detrás de los peces beta más bonitos del lugar.
Schild iba con la idea de hacer las compras de su casa y nunca pensó en comprar una mascota nueva, pero este pequeño amiguito necesitaba de los cuidados de alguien urgentemente.
Por el aspecto que tenía, cualquiera que lo veía pensaba que tenía los días contados. Pedazos de sus aletas flotaban a la superficie, el pez se encontraba en un estado lamentable.
«Me sentí increíblemente triste por el pequeño y decidí que no quería que muriera allí, simplemente pudriéndose. Estaba un 95% segura de que iba a morir esa noche”, comentó Schild.
Victoria llevó consigo al pez, al cual llamó Argo. Esperanzada, le dio como nuevo hogar una gran pecera que poseía desde hace un tiempo. Investigó sobre los cuidados adecuados para los peces beta, le dio medicamentos y cambio periódicamente el agua para mantenerlo en un ambiente limpio y tibio.
Desde ese momento, Argo era otro pez. Las cosas mejoraron para él. A tan solo cuatro semanas de haber cambiado de ambiente y tener un cuidado adecuado, sus aletas empezaron a crecer, se notaba alegre. Argo estaba totalmente irreconocible.
«Estaba realmente sorprendida. Sabía que, debajo de todo, había un hermoso pez pequeño. Pero lo que me conquistó fue su voluntad de vivir. Ahora es un pequeño pez increíble. Me encanta verlo nadar, saltar para comer, seguir mi sombra y ser un tipo genial”, expresó Victoria Schild.
Son lamentables las condiciones en las que viven los peces que venden en esas tiendas. Dan la impresión de tener poco valor por el cuidado que se les dan. Por suerte, Argo consiguió a su ángel de la guarda y ahora se encuentra saludable y lleno de felicidad.
Para Argo no fue fácil esta lucha, debe estar muy agradecido con Victoria por todo el cuidado que ha recibido en sus manos. De una pequeña taza de agua sucia en una tienda, pasó a una gran pecera, rodeado de personas que lo llenan de mucho amor.
¡Vamos, comparte la historia de Argo con tus amigos y no dudes es prestar tu mano al más necesitado!