Para todo hay un momento en la vida, también para dar a los demás. No les pasa a todos, pero el que lo siente solo puede complementarse en el otro, con el otro. La vocación de servicio se canaliza por múltiples vías: la religión, la docencia, la política, pero también con el emprendimiento de los voluntarios.
Son todas esas personas que dejan de lado su comodidad para ocuparse del más débil, el necesitado, el que padece.
Así surgió en todo el Reino Unido un proyecto solidario y cien por ciento voluntario que recolecta las bolsas de plástico del bocadillo preferido de los británicos: las patatas fritas, como materia prima para confeccionar fundas impermeables para sacos de dormir y que luego son donados a las personas sin hogar.
La idea fue orquestada por Pen Huston, una mujer oriunda de Hastings, East Sussex, Inglaterra, quien ha permanecido un largo tiempo visitando cada rincón de las Islas Británicas con el Proyecto Crisp Packet.
Su misión es motivar para ayudar a reciclar los paquetes viejos que normalmente son desechados, y con los que se pueden crear bolsas herméticas en las que las personas que viven en refugios o a la intemperie puedan almacenar sus sacos de dormir y evitar que se mojen bajo la lluvia, haciéndolos útiles y más duraderos.
Pero, además, también son magníficos para confeccionar sábanas lavables y mantener el cuerpo caliente de todos aquellos seres menos favorecidos y que viven en situación de calle durante el riguroso clima. Para hacer cada una de estas bolsas protectoras se necesitan alrededor de unas 150 unidades de paquetes de patatas fritas.
“Los paquetes usados se lavan y se abren antes de plancharlos, y se usan alrededor de 150 paquetes para crear cada bolsa”, aseguró Pen Huston, la artífice del Proyecto Crisp Packet.
La iniciativa genera un doble beneficio, ya que además de ser una gran ayuda para las personas más vulnerables, evita que los desechos plásticos sigan dañando al medio ambiente.
“Es sorprendente lo buena que es la calidad y la forma en que funcionan los paquetes de patatas crujientes. Se fusionan naturalmente con cualquier material, por lo que termina siendo algo realmente duradero”, añadió Pen.
El Proyecto Crisp Packet fue lanzado apenas el año pasado, después de que Huston fuese voluntaria durante años con la organización benéfica para personas sin hogar Surviving The Streets (Sobreviviendo a las calles).
Sin embargo, la mujer explica que dicha organización benéfica no tenía los recursos suficientes para comprar estas bolsas para los necesitados, por lo que se le ocurrió la idea de usar estos paquetes de crujientes patatas para elaborarlos.
“Comencé a preguntarme: ‘¿Podría hacer un paquete de patatas gigante?’ porque son impermeables y están bien aislados”, dijo.
Pen posee un sitio Web llamado The Art Shack, donde instruye sobre cómo hacer estos productos impermeables, cómo lavarlos y secarlos antes de usarlos.
Una extraordinaria forma de ayudar a nuestros hermanos que más lo necesitan, un gesto que debe ser replicado y aplaudido por todos y cada uno de los hombres y mujeres de bien.
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