London Eisenbeis, de 10 años, de Michigan, Estados Unidos, perdió la vida por la intensa emoción que le produjo lanzarse por un tobogán de agua de 63 metros de altura.
Los médicos determinaron que fue la excitación que vivió lo que acabó con su vida, su corazón latía a un ritmo muy acelerado produciéndole un paro cardíaco mientras se desplazaba por el tobogán.
La menor padecía una afección cardíaca que desconocían sus padres.
La pequeña había esperado años para poder subirse al tobogán Super Loop Speed Slide, el más alto del parque Zehnder’s Splash Village en Frankenmuth.
El tobogán tiene una caída recta de cuatro pisos con un bucle de 360 grados, el recorrido dura 6,9 segundos.
En febrero de 2018, London alcanzó la estura requerida para el lanzamiento, medía 1,21 metros de altura. Así que les rogó a sus padres que la llevaran al parque acuático para disfrutar del entrenamiento que ofrecía y sobre todo, de la aventura de lanzarse por el tobogán más alto.
London grabó un vídeo junto a Eden, su hermana mayor, pocos minutos antes de lanzarse por el tobogán en el que perdió la vida.
“Vamos a grabar más imágenes de nuestros toboganes de agua, así que estén atentos a más vídeos”, prometió la niña.
Todo estaba listo para que London se lanzara en el Super Loop Speed Slide, entró a la cápsula rosada.
Miró a Jerry, su papá, levantó los dos pulgares y sonrió, bajó para deslizarse por el tobogán y salió con un paro cardíaco.
Tina, la madre de la niña, estaba sentada al otro extremo del parque, escuchó el silbido, pero pensó que se trataba de niños jugando. Hasta que comenzó a ver a mujeres aterrorizadas agarrando a sus hijos y diciendo que alguien se había ahogado.
“Me puse nerviosa, intenté llamar a mi esposo, pero me di cuenta de que tenía su teléfono móvil, entonces corrí hacia el tobogán”, dijo la madre de London.
“Jerry estaba mirando hacia abajo, sabía que era uno de mis hijos. Fue horrible, ella acaba de caer del tobogán, había estado haciendo piruetas al aire el día anterior”, relató Tina.
A la niña la trasladaron de inmediato al hospital, descubrieron que tenía el Síndrome de QT largo, un trastorno del ritmo cardíaco que puede producir palpitaciones, desmayos, ahogamiento o muerte súbita.
La madre de London, que era gimnasta, no mostró ningún síntoma anteriormente.
En el hospital la conectaron a un soporte vital, sus padres se turnaron para quedarse con ella, nueve días después volvió a sufrir otro paro cardíaco y falleció.
«Ella luchó durante nueve días en el hospital, luego ganó sus alas de ángel», dijo la madre.
London recibió un emotivo homenaje en su último adiós, partió con el vestido con el que su padre la llevaría al baile de la escuela que se celebraba el mismo día del funeral.
Sus padres han quedado devastados, no quieren que ninguna otra familia tenga que padecer el mismo dolor.
Tina se ha capacitado para ser instructora de la Asociación American Heart, para otorgar desfibriladores a la comunidad, el artefacto suministra la dosis de corriente eléctrica que el corazón necesita para restablecer el ritmo normal.
En el parque acuático donde su hija sufrió el paro cardíaco no contaban con ese artefacto.
Además, Tina y su hermana, la doctora Kristina Nikolakeas, están redactando una legislación para que se apliquen pruebas genéticas que detecten afecciones cardíacas en el momento del nacimiento.
También emprendió una campaña para realizar simulacros de primeros auxilios ante un paro cardíaco repentino en las escuelas.
Tina ha encontrado las fuerzas para seguir adelante a pesar del inmenso dolor de haber perdido a su hija en la voluntad de ayudar a los demás.
«Aunque tengo que pasar por esto ahora mismo, al menos en su nombre, salvemos a otros niños», dijo la madre.
Comparte esta noticia que ha causado conmoción en las redes, el testimonio de esta familia puede ayudar a salvar otras vidas.