A pesar de los avances de la tecnología y los programas de formación que profesores del mundo han empleado durante esta pandemia para intentar cumplir con su rol de comunicador, trasmisor y precursor de información, no podemos negar que no todos tienen las mismas condiciones ni la oportunidad de ver clases a distancia.
Es por ello, que una profesora ha decidido realizar un gran gesto por sus estudiantes para que asistan a clases presenciales cumpliendo con todas las medidas de bioseguridad.
Los hechos ocurrieron en Tupiza, Bolivia.
Aida Luz Careaga Durán, es una profesora de vocación, un ser que ama su profesión y está dispuesto hacer lo posible porque sus estudiantes tengan las mejores condiciones para asistir a clases.
Es bien sabido que debido a la pandemia del COVID-19 las clases se han estado impartiendo de manera de virtual, pero a casi un año de haberse declarado la cuarentena muchos han buscado opciones, alternativas para adaptarse a nueva “normalidad”.
La profesora Careaga tiene 16 años educando.
Después de un año cumpliendo con esta nueva forma de educar, la profesora Careaga se dio cuenta que sus alumnos no tenían el mismo rendimiento, por lo que mandó a fabricar unas barras protectoras que se amoldaron a los pupitres de cada estudiante, a su vez, cada niño debe usar su mascarilla protectora para así cumplir con todas las medidas de bioseguridad.
Lo que hace realmente emotiva esta iniciativa es que todo el proyecto fue financiado con el dinero de la profesora.
“Cuando uno ama su profesión puede hacer miles de cosas. No me interesa cuánto haya gastado, sino que mis niños puedan aprender”. Comentó Careaga.
Aunque para las barras usaron nylon en vez de vidrio ya que el precio era más accesible, sigue siendo una buena opción para brindarles seguridad a todos los niños.
Careaga destaca que no es necesario revelar el monto que ha invertido en el proyecto, es un regalo para sus niños y desea que lo aprovechen al máximo.
Se ha especializado como maestra de Valores y Religión.
Careaga afirma que los niños deben estar con el profesor, ser observados, analizar su conducta, si prestan o no atención, y lo más importante percatarse si entendieron en su totalidad o no la materia, de esta manera rechaza el método a distancia.
También resalta que asistir a la escuela cumpliendo con todas las medidas de bioseguridad les sube la autoestima a los niños ya que muchos se emocionan al saber que compartirán con sus amigos.
Para esta profesora las clases virtuales jamás reemplazarán las presenciales.
Si bien los niños asistirán a clases parcialmente Careaga está feliz de verlos aprender y compartir con ellos, por lo que dinero que gastó no tiene ningún valor para ella en comparación con todo lo que ganan los niños al educarse.
Bien lo dijo Einstein, el estudio no hay que considerarlo como una obligación sino como una oportunidad para penetrar en el maravilloso mundo del saber, sin duda, Careaga les está brindando la mejor oportunidad a estos niños.
Uno de los mejores regalos de la vida es la educación, sigamos apostando en que es una gran arma para cambiar el mundo. ¡Comparte!