Todos tenemos sueños. Pero, para convertir los sueños en realidad, se necesita una gran cantidad de determinación, dedicación, autodisciplina y esfuerzo.
Muchas veces se nos olvida que todo lo bueno que merece la pena poseer debe ser pagado con la moneda del esfuerzo diario, pero este joven se encargó de recordarnos que una gota de sudor es más efectiva que un litro de sangre.
Se trata de Lucas Carvalho, un estudiante brasileño de 17 años que soñaba con ser músico, hasta que hace cuatro años un accidente echó por tierra sus pretensiones: se rompió el brazo y tuvo que pasar una noche en el hospital que cambiaría por completo su vocación.
Mientras permaneció allí, convaleciente, los ires y venires de los médicos y las enfermeras atendiendo las emergencias hicieron que el joven comenzara a sentir una afinidad y un afecto muy especial por la profesión médica.
Lucas antes de sufrir el accidente que le cambió su sueño de ser músico
“Cuando ingresé al hospital, dije: estas personas necesitan un médico, alguien que conozca su realidad”, dijo Lucas.
Fue así como, una vez dado de alta del centro médico, Lucas decidió optar por estudiar Medicina en la Universidad de Brasilia, obteniendo la aprobación con la segunda mejor puntuación.
Sin embargo, para ingresar al curso extremadamente competitivo, Lucas sabía que necesitaba tomar uno preparatorio y solo había una vacante por cada 82 candidatos, según el Centro Brasileño de Investigación en Evaluación y Selección y Promoción de Eventos (Cebraspe).
Para pagar el curso y también ayudar con los gastos del hogar, el niño comenzó a vender brigadeiros, un dulce típico de la gastronomía brasileña en la puerta de la escuela, en la calle e incluso a través de las redes sociales.
Hoy en día, la pequeña empresa ha crecido de forma notable en los últimos meses y recibe grandes encargos para fiestas, bodas y cumpleaños.
Lucas complementa las clases en el curso con el estudio diario en su casa, gracias a un libro de Medicina que ganó y que no dejó de leer, hojear y releer ni un solo día, con el fin de mantener el entusiasmo de estudiar siempre un poco más.
“Lo miraba todos los días y pensé: un día realmente voy a usar esto aquí. Voy a ser médico”, sentenció seguro de sí mismo el joven.
El nativo de Brasilia es hijo de Ana Paula Carvalho, una empleada doméstica y madre orgullosa quien solo se deshace en cumplidos hacia su hijo, quien a decir de ella misma es muy amoroso, honesto, obediente y disciplinado, por lo que la mujer siempre se toma el tiempo para alentar a su hijo.
Ana Paula Carvalho la mamá de Lucas
“El estudio para mí y para él, hoy lo significa todo. No terminé mis estudios, solo lo hice hasta quinto grado. Todo lo que quiero es que estudie, tenga un hogar y una vida propia”, dijo la madre.
Definitivamente, no existe la falta de tiempo, existe, en todo caso, la falta de interés, porque cuando realmente se quiere lograr algo, la madrugada se convierte en día, el lunes se vuelve sábado y un instante se torna en una oportunidad.
Comparte esta historia de decisión y coraje para alcanzar los sueños con tus mejores amigos y seres queridos. Recuerda que quien quiere puede, quien no, encuentra excusas.