Las bodas son importantes en la vida de toda persona. Cada quien decide cuánto gastar en ella, pero el hecho de hacer una celebración por todo lo alto, no es garantía de amor. Una pareja de Northumberland lo sabe por experiencia, e hicieron de su matrimonio una original celebración.
Rebecca y Glen Maxwell
Rebecca Maxwell, de 26 años; y Glen Maxwell, de 30 forman una linda pareja que se comprometieron hace tres años. Desde ese día empezaron a planear su boda.
Ambos son de Northumberland, un condado que se encuentra entre la frontera de Escocia e Inglaterra. Y como es costumbre, querían casarse de la manera tradicional, una gran boda con un hermoso traje de novia blanco, y él con su típica falda escocesa.
Incluso compraron el vestido de novia que usaría Rebecca, y trabajaban en la lista de invitados.
Hace nueve meses tuvieron a su niña Eleanor, y cuando la novia se midió el traje, ¡Sorpresa!, ya no le quedaba igual, ni siquiera le gustaba como se le veía.
Estresados por el tiempo y dinero que exigía preparar una boda tradicional, empezaron a hacer cálculos para ver cuánto podrían ahorrarse, si hacían algo más sencillo, quedaron abismados, la diferencia era enorme.
Después de eso, una noche Glen le dio una genial idea a Rebecca, le dirían definitivamente adiós a la posibilidad de una boda elegante, que en realidad ellos no necesitaban.
«Podríamos casarnos con jeans y camisetas y todavía te amaría», dijo el enamorado hombre.
Rebecca y Glen no le dieron más vueltas al asunto, decidieron usar: camisetas con las palabras “novio” en la de él, y “novia” en la de ella, y cómodos jeans para su boda. Ahorraron 18.000 euros gracias a la decisión de hacer una celebración tan sencilla.
Todos los invitados debían ir con la misma vestimenta, las camisetas de los padrinos de la boda, también tendrían las identificaciones “padrino” y “madrina”.
Dijeron sus votos en el ayuntamiento de Darlington con 40 invitados, entre sus amigos y familiares más allegados.
Terminada la boda oficial, Rebecca y Glen fueron con sus invitados a cenar en un restaurante, donde tuvieron un delicioso asado para la cena.
No tuvieron un suntuoso pastel de bodas, pero estaban felices con una variedad de exquisitos pastelitos de Morrisons y un pastel de hojaldres, con una linda foto de la pareja colocada encima.
Los recién casados se sienten muy felices por la boda que tuvieron. Les encanta las cosas sencillas, y lo más importante, disfrutar el uno del otro.
“Lo que era especial era que íbamos a unirnos y que ella iba a tener el mismo apellido que mi niña pequeña”, dijo la orgullosa Rebecca.
Este es un ejemplo de que en un matrimonio el principal invitado debe ser el amor, lo demás es accesorio.
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