El coronavirus es una enfermedad mortal que ha afectado a todo el mundo, incluso a los seres más indefensos e inocentes: los niños. Sin duda, enfrentarse a algo tan severo a una edad tan corta no es nada fácil y eso lo saben bien los médicos pediatras que se convierten en los ángeles guardianes de los pequeños.
Cinara Carneiro es una pediatra brasileña que labora en el Hospital Infantil Albert Sabin, ubicado en la región de Fortaleza, Ceará. Antes de comenzar con su jornada de más de 12 horas, se coloca frente al lavamanos del hospital, respira hondo y medita durante algunos minutos antes de ponerse su equipo de protección, guantes, gorro mascarilla y bata.
La pediatra labora en el área de Cuidados Intensivos, en donde se encuentra con bebés, niños y adolescentes luchando por su vida, sin poder reunirse con sus padres porque no hay vestimenta de protección disponible.
La zona de pediatría no tiene permitidas las visitas de parte de los padres
“En nuestra unidad, no hemos permitido la presencia de familiares, como se había hecho anteriormente, debido al riesgo de contaminación, porque no tenemos equipo de protección suficiente para poner a disposición de los padres», dijo Cinara Carneiro.
Cinara trata de darles ánimo a todos los pequeños para que puedan mantenerse fuertes, pero su mascarilla le impide sonreírles. Trata de comunicarse con ellos a través de sus manos, ojos, voz y gestos.
Para disminuir el pesar, los médicos utilizan tabletas electrónicas para que los niños realicen videollamadas con sus padres
Enfrentar tantas restricciones con estos seres tan vulnerables no deja de causar pesar en los médicos que cuidan a los niños enfermos de coronavirus. En especial tratándose de una zona tan severa como lo es el área de Cuidados Intensivos, al que muchas veces llegan inconscientes y tienen que ser intubados.
«La interacción con el niño, llevando una mascarilla, es algo que nos duele”, afirma la pediatra.
Pero, el momento más devastador al que se enfrentan estos médicos se da cuando el organismo de los pequeños no puede resistir más y, tras la intubación, pierden la vida sin poder ver antes a sus padres.
Según Cinara, los casos agudos de niños enfermos con coronavirus son mucho menores a la población adulta y la mayoría de ellos logra recuperarse cuando ingresa a una unidad UCI. Sin embargo, cuando padecen alguna afección crónica se hacen más vulnerables y el riesgo de perderlos aumenta drásticamente.
Cinara ha tenido que informar a muchos padres sobre el triste fallecimiento de sus pequeños, todo a través de una fría llamada que los deja sin habla y sin ganas de seguir adelante.
«Duele ver a un niño perder la vida sin volver a reunirse con sus padres. Hay mucho pesar en el luto de las familias por no haber estado cerca de ellos”, señala Cinara.
Los pediatras han visto fallecer a niños que presentaron grandes consecuencias a causa del coronavirus, desde parálisis cerebral hasta el Síndrome multisistémico inflamatorio. Pero lo que les mantiene en pie de lucha son esos momentos en que un paciente logra recuperarse y es dado de alta.
Apoyemos la labor de todos estos médicos respetando las medidas de protección contra la enfermedad. No es momento de bajar la guardia, por el bienestar de toda tu familia. Comparte.